C90 -PERSECUCIÓN
—Señorita, no quiero alarmarla… pero nos están siguiendo —dijo, sin apartar los ojos del espejo retrovisor.
Lucy giró la cabeza y dos autos oscuros, cerraban distancia. Un tercero apareció desde un callejón, sumándose a la cacería y su corazón latió con fuerza.
—Malcom, ¿qué hacemos? —preguntó, ansiosa.
—Agárrese fuerte —fue lo único que él dijo antes de pisar el acelerador a fondo.
El auto rugió, derrapando en una curva cerrada y los neumáticos chirriaron contra el asfalto. Los perseguidores no se despegaban, como ojos hambrientos en la noche.
Lucy desbloqueó su teléfono con dedos temblorosos y marcó a Eros. El tono sonó una, dos veces…
El teléfono de Eros vibró sobre la mesa de mármol, interrumpiendo otra reunión, la pantalla brilló con el nombre que siempre hacía que su corazón latiera más fuerte: "Lucy".
Con una sonrisa suave, deslizó el dedo para responder, ignorando las miradas perplejas de sus empleados.
—Conejita, ¿ya llegaste a casa? —preguntó, con una sonris