Punto de vista de Eva
El sol apenas se asomaba por mis cortinas cuando desperté sintiéndome fatal. La noche transcurrió entre desvelos y vueltas interminables en la cama, atormentada por esa estúpida foto que Sara me envió: Max besándola, con su mano entrelazada en su cabello, en un gesto íntimo que me revolvía el estómago.
Me invadía un vacío profundo, era como si me hubieran arrancado una parte vital dejando solo dolor en su lugar. Mi corazón palpitaba con tal agonía que me costaba respirar mientras contemplaba mis opciones.
Quería gritar, llorar y exigir explicaciones, pero con Max ausente toda la noche, la casa se había sumido en un silencio insoportable. Además, me encontraba completamente sola tras haber dado el día libre a las empleadas.
Me forcé a levantarme y seguir mi rutina matutina, aunque mi mente estaba ausente. En la cocina contemplaba mi taza de té como si guardara todas las respuestas, cuando el timbre interrumpió mis pensamientos y mi estómago se tensó. ¿Quién vendrí