Capítulo 24

Elio estaba acostado en su cama, mirando el techo sin realmente verlo. La habitación estaba en penumbras, apenas iluminada por los primeros rayos del amanecer que se filtraban entre las cortinas. No se dio cuenta en qué momento el cansancio lo había vencido la noche anterior. Su cuerpo había caído rendido sobre el colchón, con la mente atormentada por recuerdos, por preguntas sin respuesta y por la angustia de lo que estaba a punto de enfrentar.

Despertó con un sobresalto, y lo primero que llegó a su memoria fue aquella escena que jamás había podido borrar: el momento en que Cristina había firmado los papeles del divorcio. Recordó su rostro frío, sus manos temblorosas al sostener la pluma, la forma en que evitaba mirarlo directamente a los ojos. Esa imagen lo perseguía como una condena.

Suspiró con fuerza, pasándose una mano por el rostro. Con movimientos lentos, se levantó y caminó hasta el baño. Abrió la llave y dejó correr el agua fría sobre su piel. El líquido helado le devolvió u
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