Capítulo 147
Cristina escuchó la comparación y sintió una punzada de ironía. Si Óscar supiera cuánto se parecían realmente Elio y Roxana en su maldad, no hablaría de herencia genética, sino de complicidad criminal.
—Señor Óscar… —dijo ella, interrumpiendo las reflexiones de su suegro—. No se trata de si es frío o apasionado. Se trata de que eso no es amor.
—¿Cuándo fue que dejaste de amar a mi hijo? —preguntó Óscar, con una tristeza genuina en la voz. Sentía que estaba fallándole a la memoria de Don José al permitir que esto sucediera.
Cristina sintió un nudo en la garganta. Se sentía mal por romperle el corazón a ese hombre bueno, pero tenía que ser fuerte. Su supervivencia dependía de ello.
—La verdad… no lo sé —confesó, negando con la cabeza—. No sé cuándo fue el momento exacto en que el amor se convirtió en miedo y en costumbre. Solo sé que quiero alejarme de él. Necesito alejarme de él.
Se inclinó hacia Óscar, implorante.
—Elio está obsesionado conmigo, señor. No es amor. Es pose