– La llamada que lo cambió todo
Cristina llevaba más de tres horas revisando informes, contratos pendientes y reorganizando algunos proyectos que necesitaban aprobación urgente. El cansancio se reflejaba en sus hombros tensos, y su mirada, aunque firme, tenía ese brillo agotado que solo aparece cuando el trabajo y los problemas personales se mezclan hasta volverse un solo peso sobre la espalda.
A su lado, Jessica terminaba de archivar varias carpetas con diligencia.
—Ya está todo listo, Cristina —dijo ella, juntando los documentos y acomodándolos con rapidez—. Llevaré todo esto a archivos.
Cristina levantó la vista y asintió.
—Perfecto. Llévalo y te espero para que salgamos a comer.
Jessica sonrió con alivio; ambas necesitaban un descanso. Tomó las carpetas y salió de la oficina, cerrando la puerta con suavidad.
En cuanto se quedó sola, Cristina dejó el lápiz sobre el escritorio y se recostó en su silla. Cerró los ojos un momento, intentando darle una tregua a su mente.
Ojalá Rubén l