Capítulo 68. Cuando la presa decide huir.
—Se acabó el tiempo —oyó decir al líder al otro lado de la pared, su voz grave y carente de emoción—. Voy a entrar.
Lyanna no lo pensó. Se impulsó hacia arriba, pasando primero la cabeza y los hombros a través del hueco estrecho.
La madera astillada le rasgó la ropa y la piel de la espalda, pero el dolor era irrelevante. Sacó una pierna, pataleando en el aire, buscando apoyo en el exterior, y se dejó caer hacia la tierra húmeda y fangosa del otro lado.
Sus pies tocaron el suelo con un chapoteo sordo, justo en el mismo instante en que la puerta de la habitación se abría de una patada violenta.
Lyanna se agazapó bajo el marco de la ventana, con el corazón, latiéndole en la garganta, conteniendo la respiración.
Dentro de la cabaña, el líder entró con la pistola alzada, apuntando directamente al rincón donde se suponía que debía estar su víctima atada.
—Lo siento, princesa, pero tu tiempo se ha...
La frase murió en su boca.
El haz de luz de su linterna iluminó el pilar de madera vacío. L