Kevin bajó el teléfono y subio por las escaleras el hombre fue directo a la habitación de su esposa, la mujer se encontraba sentada en el balcón de la habitación observando el jardín; las flores blancas le recuerdan a su madre, las lágrimas resbalan por su perfecto rostro. Cuando Kevin entra la observa, y se acerca a ella preguntando si ya estaba lista para irse, ella le dice que sí, y se seca las lágrimas con el dorso de la mano. Kevin lo vio, pero no dijo nada. Posteriormente avanzan hasta el vehículo, Kevin durante el trayecto a la Mansión de los Presley no expuso ninguna palabra respetando el dolor de su esposa.
El silencio entre ellos no era incómodo, sino denso, casi sagrado, como si cada pensamiento estuviera cuidadosamente contenido para no romper la frágil calma de Leah. El murmullo del motor era lo único que llenaba el espacio, acompasado con el suave ronroneo de las ruedas contra el asfalto. Leah mantenía la mirada perdida por la ventana, contemplando cómo los árboles pas