La alfombra roja de la Gala de Valencia brillaba bajo la sucesión interminable de flashes, como si el cielo hubiese descendido para envolver el evento en una luz casi irreal. El sonido de las cámaras, los susurros de los invitados y las notas suaves de un cuarteto de cuerdas creaban una atmósfera que solo podía describirse como un universo paralelo; un lugar donde todo parecía posible, donde el lujo era parte del aire y los secretos se movían entre vestidos de seda y trajes de diseñador.
Kevin y Leah avanzaban tomados del brazo, llamando la atención sin siquiera intentarlo. Ella estaba radiante: su vestido verde abrazaba su figura con delicadeza, destacando el brillo de sus ojos y el aura serena que siempre había poseído sin darse cuenta. Todos los presentes la miraban. Algunos con admiración, otros con curiosidad… y unos pocos, con evidente envidia.
Kevin, por otro lado, caminaba con la elegancia innata de quien había nacido con el mundo a sus pies. Su porte imponente, la expresión s