Al despertar, ya Lucrecia había llegado, entró a la habitación del niño pero él no estaba, imaginó que alguno de sus padres se lo había llevado a su habitación, así que ella continuó con los quehaceres de la mansión.
Eran las diez de la mañana, Clara ya había llegado a la casa en donde su amiga vivía, extrañaba que Emma continuara dormida, siempre se levantaba a primera hora.
-¿Señora Lucrecia, está segura que el señor Connor y mi amiga están en casa?,
-Si señorita Stuart,la habitación del señor Connor está cerrada, deben de estar durmiendo, dijo ella sintiéndose algo indiscreta, al dejar ver que la pareja había dormido en la misma habitación.
-Entiendo, dijo Clara sonriendo.
Bueno señora Lucrecia, en que puedo ayudarle, al menos mientras mi amiga se levanta, si es que lo hace, dijo ella riendo.
A eso de las doce del día, Noah bajaba las escaleras, un poco aturdido, como si estuviera ebrio.
-Lucrecia, llama a Hernán por favor, dijo desplomándose en las escaleras.
-¿Noah, hijo que te