Pasaron los días, Noah estaba esperando el momento perfecto para que Kira y Massimo pagaran por lo que habían hecho.
-Hola Kira, podemos vernos hoy en mi oficina? Testeó Noah.
Casi de inmediato la respuesta de Kira a su teléfono móvil.
-Hola guapo, me imagino que has recapacitado y te has dado cuenta después de tanto tiempo que soy la mejor opción para ti, te he esperado desde siempre Noah, tu solamente dime a qué hora y ahí estaré con el vestido negro que tanto te gusta.
Noah solamente respondió con un “te espero”
Ese día Kira no podía con la emoción, Noah por fin había cambiado de parecer respecto a ella y estaba segura de que le pediría que fuera su esposa nuevamente.
-Kena, necesito que me acompañes a la oficina de Noah, dice que tiene algo que decirme, testeó Kira a su rival, pero Kena no tenía idea de que ella lo hacía con el único fin de humillarla pensando que Noah le pediría volver, ella estaba segura de que para Kena sería un golpe bastante fuerte el que delante de ella Noah no la eligiera.
-No puedo, tengo cosas que hacer, respondió Kena, pensando que había algo extraño en todo aquello.
Noah le envió el mismo mensaje a Kena, la misma aceptó de inmediato, teniendo en mente los mismos pensamientos de Kira.
-Por supuesto que iré, Noah me va a elegir a mí porque de seguro se dio cuenta la clase de mujer que es Kira.
Noah las citó para la noche, aun era de mañana.
-Amor, enviaré a Oscar a recogerte, quiero que me acompañes a un lugar, pregúntale a tu mamá si puede cuidar a nuestro hijo por algún tiempo, es indefinido, así que no le des hora de llegada, dijo Noah.
-Sé que mamá dirá que si, no te preocupes, está enamorada de su nieto, tanto como nosotros de nuestro hijo.
Cuando Emma habló con Julia esta nunca se iba a negar.
-Mamá, debe ser algo importante para que Noah me pida que vaya a verlo, ya que no deseaba que saliera de casa hasta que quien nos ha hecho daño, no esté detrás de las rejas, me ha dicho que por favor vaya con Oscar, vienen algunos guarda espaldas con él así que estaré bien protegida.
Oscar llegó a la casa de los padres de Emma, dos vehículos más estaban con él.
-Hola Oscar, como estas, hacia donde vamos?
-Hola señorita Wrigth, tengo prohibido decirle, ya conoce a mi jefe, dijo él riendo.
-Está bien, no preguntaré, no te meteré en problemas, dijo ella haciendo una señal de que no hablaría mas del tema.
Oscar y Emma se habían convertido en amigos, iban hablando sobre Clara, Oscar le confesaba que era la mujer de su vida, pero que su jefe no permitiría que ellos tuvieran una relación, que alguno de los dos tenía que dejar de trabajar con Noah Connor y que era algo que ninguno de los dos quería dejar de hacer, ya que tenían sus cuentas por pagar y que nadie les iba a pagar la cantidad que la empresa de Noah pagaba.
-Tú no te preocupes Oscar, veré como puedo ayudarte, sé que mi amiga te ama igual que tu a ella, dijo Emma riendo, observando que la velocidad del auto iba disminuyendo cuando se acercaban a un gigantesco portón negro, al abrir el portón, una línea de gigantescos arboles iban al costado de todo el camino, después de dos kilómetros aproximadamente, un enorme edificio de dos plantas, en color marfil, se podía ver, era impresionante la construcción.
-Qué lugar e s este Oscar?
-Señorita, no puedo decirle, ya le dije, dijo Oscar sonriendo, ahora baje del auto, la esperan detrás de la casa.
Emma miró a Oscar con una sonrisa picara, era la mano derecha de Noah, así que quien estaba detrás de aquella espectacular mansión, no era otro que el amor su vida.
Los vehículos que entraron a la propiedad, poco a poco fueron saliendo, dejando a Emma ahí de pie, contemplando la espectacular vista de las montañas y el bosque.
Al caminar detrás de la casa, una gigantesca piscina, una pérgola con unas telas blancas, una mesa decorada para dos personas y ahí el hombre más atractivo a sus ojos la estaba esperando, rodeado de jarrones gigantescos llenos de rosas rojas.
-Hola mi amor, ¿qué te parece el lugar?
-Impresionante, pero lo que más me gusta de lo que veo, eres tú, dijo ella poniendo sus brazos a rededor de su cuello y besándolo dulcemente.
-Bueno hermosa, te invité a almorzar, hace mucho que no lo hacemos los dos solos.
Dora, la nana de Noah, se hizo presente para servir el almuerzo.
-Hola señora Dora, hace mucho que no nos veíamos, dijo Emma levantándose y dándole un fuerte abrazo.
-Hola mi niña hermosa, hace mucho que no te veía, ya quiero conocer al hombrecito mas pequeñito de la familia, dijo ella refiriéndose a su hijo.
-Claro que si, la próxima vez que me vea, verá al pequeño Noah, le cuento un secreto, es igual de atractivo que este espectacular hombre que tengo al lado, dijo Emma con el ademan de que le contaba un secreto acercándose a su oído.
Dora sirvió el almuerzo, retiró los platos y se despidió de la pareja, minutos después un auto llegó y se llevó a la mujer.
Noah llevó a Emma por un lugar bastante hermoso al lado de la piscina, abrió una gigantesca puerta de vidrio dejando ver una enorme sala decorada lujosamente en tonos blanco, negro y gris, bienvenida a nuestra nueva casa hermosa, dijo el hombre tomando a Emma de la mano.
-¿Qué, cómo que nuestra nueva casa, Noah, tú tienes una casa hermosa, porqué otra?
-¿No te gusta esta?
-Por supuesto que me encanta, pero no era necesario, decía Emma mientras admiraba cada detalle del interior de la casa.
-Bueno, te confesaré que es una casa más grande, más segura, más cerca de la casa de tus padres, además tiene una piscina con agua caliente, dijo él riendo.
Ahora acompáñame a la segunda planta.