La carta de Rubí.

En un momento en el que Massimo Forte no sabía ni que hacer, había sido descubierto de la peor manera, él no tenía como negarse a semejantes crímenes, Rubí lo había hecho y lo había hecho bien.

-Massimo Forte, como estas, no te veo muy bien amigo, dijo Noah entrando tranquilamente a la habitación en donde Massimo estaba mirando los videos.

-Noah, no pensé verte acá, te hice un favor, te quité a Rubí de encima, esa mujer era un fastidio.

Massimo que sabía estaba perdido, lo mejor que podía hacer era hacerle daño a Noah en donde más le dolía.

-Ay no, no, no Massimo, llegaste tarde, Rubí y yo antes de morir nos perdonamos y mira, me ha dado un regalo que jamás imaginé, me entregó al acecino de mi prima, al raptor de mi hijo y hasta su propio acecino, crees que podría tener algún tipo de rencor con esta mujer, creo que no.

Por cierto amigo, mi madre dejó esta carta para ti, en el mismo lugar en donde dejó estos videos, estoy seguro que te mueres por leerla. Te dejo en este confortable lugar, ah y no te pases de listo haciéndote el demente, que no te servirá de nada y ambos lo sabemos, dijo Noah dándole la espalda a quien una vez fue su amigo.

Massimo temblaba de la rabia, Noah le había dicho las cosas de frente, sabía que lo hundiría hasta más no poder, sabía que los años de vida que le quedaran, los pasaría en una cárcel de máxima seguridad alejado de los lujos a los que estaba acostumbrado.

Al abrir la carta, las manos de Massimo temblaban, sabía que Rubí era una mujer cruel y despiadada cuando se lo proponía.

“Querido amigo, estoy segura que debes estar asustado, ya te han de haber detenido y me alegro grandemente, eres un despreciable ser humano, aun mas que yo y lo sabes.

Aquella noche cuando escapé de la casa, tú eras solamente un mocoso, no tenías el derecho de correr apenas tuviste la oportunidad de decirle al padre de Oscar que me habías visto con otro hombre, juré por mi vida que me vengaría.

No sé si en este momento he muerto o estoy por ahí disfrutando de la fortuna de algún imbécil como tú que paga por amor.

Los momentos íntimos que tuvimos, bueno, no fueron la gran cosa, te falta mucho para complacer a una mujer en la cama, tu siempre creyéndote el mejor y mira, mejores he tenido.

A mi hijo, lo amo a mi manera, con cada hombre que estuve tuve algo que me beneficiara, ya te imaginarás como conseguí toda esta información que hoy te está hundiendo en una cárcel.

A mi nieto, lo amé desde el primer día, sabía que si no te ayudaba con el rapto, nunca tendría la oportunidad de conocerlo, hice lo que pude con lo que tenía Massimo.

Una noche mientras hacíamos el amor, no sé si recuerdas, te dije que me pagarías todo el daño que me hicieras y pues como te pudiste dar cuenta, no estaba bromeando.

De verdad me pareces tan ingenuo, que una mujer como yo se pudiese enamorar de ti, vamos Massimo, me quiero mucho más que eso, te utilicé, te dejé y te traicioné como en algún momento tu lo hiciste conmigo, depuse creíste que me usabas, recuerdas, cuando cumpliste dieciocho años, que llegaste a la casa en donde vivía diciéndome que querías como regalo que te hiciera el amor y que si no accedía le harías daño a mi hijo, imagino que en ese momento pensaste que me tenías en tus manos y ya ves Massimo Forte, hice contigo lo que se me dio la gana, tomé tus mejores años, te hice mío, saqué lo que pude y así me vengué de ti por arruinar mi vida con Alberth, el único hombre que he amado en mi vida.

Un beso Massimo”

-Maldita seas Rubí, debes de estar retorciéndote en el infierno, gritaba Massimo mientras rompía la carta que la mujer le había dejado, tuve que matarte desde antes, no tuve que esperar tanto.

Los policías al escuchar al hombre entraron a la habitación, lo esposaron y lo llevaron a la cárcel, en donde esperaría su juicio.

Massimo sabía que no permanecería mucho tiempo con vida en esa prisión, ya que había estafado, robado y mentido a personas muy poderosas en el país, que su dinero ahí no valdría de nada.

Así pasó el tiempo, Kira, Kena y Massimo fueron sentenciados a muchos años de prisión, ninguno tendría la certeza de que saldría con vida de la prisión, habían hecho algunas cosas que sabían pagarían con su vida y esto era algo que se salía de las manos.

Los padres de Kira le dieron la espalda, eran personas con valores y jamás permitirían que el apellido Morrison saliera involucrado por las malas acciones de su hija; Noah les dio apoyo económico para que pudiesen salir del bache en el que Kira los había dejado.

Makai fue a visitar a Emma, anunciando la gran noticia de que sería padre, estaba a punto de casarse, le pidió a Emma que fuera su madrina y que si Noah deseaba ser su padrino, él estaría más que feliz, aun Makai no era una persona grata para Noah, él recordaba como Makai besaba a la chica en aquel asiento trasero del auto en Hawái, pero Emma se encargaría de que Noah aceptara ser su padrino de bodas.

-Em, estás segura de que tu prometido aceptará, ya sabes que no le caigo muy bien y sinceramente no lo culpo.

-Vamos Makai, Noah no es así como lo imaginas, es el hombre mas bello que existe sobre la tierra, es el amor de mi vida, decía Emma sonriendo.

-Ay no puede ser, de verdad que amas a este hombre prepotente demasiado.

¿A quién llamas prepotente Makai?, dijo Noah entrando a la sala de estar

-A ti, jamás imaginé que la bella Emma pudiese enamorarse de ti de esa manera.

-Vaya Makai, tienes agallas para responderme de esta manera y en mi propia casa, dijo Noah con un semblante serio.

Así que solo por eso aceptaré ser tu padrino de bodas, dijo extendiéndole la mano a Makai con una sonrisa en su rostro.

-¿Noah, te sientes bien?

-Si mi amor, mejor que nunca, aparte ya escuché lo que le dijiste a Makai, que soy el amor de tu vida y para mí eso borra todo lo que nos pueda hacer daño, dijo él dándole un tierno beso a Emma.

El tiempo pasó, Iván y Raquel serían padres, estaban felices, se casarían la semana siguiente de la boda de Emma y Noah.

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