— ¡AAahhh! – Carlotta gritó sorprendida, agachándose con miedo, pero luego reparó en que el cristal no se rompió, solo aparecieron algunas pequeñas grietas.
Por supuesto, su auto era blindado y con la más alta tecnología para su seguridad.
Sin pensarlo ni un segundo, prendió el motor y aceleró marcha atrás levantando una capa de polvo en la carretera.
El asesino les siguió disparando de frente y a los neumáticos, pero todo estaba reforzado, sin embargo, el impacto en la carrocería y las chispas que saltaban de las balas, hacían que sus corazones colgaran en sus pechos del miedo.
Dar marcha atrás en esta carretera estrecha y sinuosa, le estaba costando a Carlotta de toda su concentración, pero a pesar de sus esfuerzos, se vio bloqueada una vez más.
En algún momento por donde mismo habían transitado y se encontraba libre, ahora había un enorme camión atravesado, impidiéndole el paso.
De un lado la montaña y del otro un barranco, era hacia delante o hacia atrás.
— ¡Maldici0n, maldici0n,