-Gracias tío, tu eres ese ángel del que todos hablan, que Dios nos manda un ángel del cielo, dijo la chica levantándose y abrazando al buen hombre.
En ese preciso momento en que Zaira abrazaba a Arnold, Dante estaba entrando en el restaurante, a él le había dado algo de hambre y se estaba volviendo loco con la imagen de la chica sobre él moviéndose, Dante nunca salía a cenar fuera, pero ese día realmente necesitaba distraerse, Malcom lo acompañaba como siempre, sería una cena de dos amigos solamente, Malcom sabía bien como estaban las cosas con su jefe y esa chica.
Nunca lo había visto tan perdido por alguien como por Zaira.
El hombre se quedó petrificado por algunos minutos, al ver a la chica que la noche anterior había tenido en su cabaña, a ese lugar nunca había llevado a una mujer, era su lugar secreto, su lugar de relajación, pero pensó que Zaira era una mujer que lo valía.
-Buenas noches, dijo Dante haciendo que la chica diera un salto y dejara de abrazar a Arnold.
-Buenas noche