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¿QUIEN ES EL HOMBRE QUE ESTABA CON ELLA?

-Gracias tío, tu eres ese ángel del que todos hablan, que Dios nos manda un ángel del cielo, dijo la chica levantándose y abrazando al buen hombre.

En ese preciso momento en que Zaira abrazaba a Arnold, Dante estaba entrando en el restaurante, a él le había dado algo de hambre y se estaba volviendo loco con la imagen de la chica sobre él moviéndose, Dante nunca salía a cenar fuera, pero ese día realmente necesitaba distraerse, Malcom lo acompañaba como siempre, sería una cena de dos amigos solamente, Malcom sabía bien como estaban las cosas con su jefe y esa chica.

Nunca lo había visto tan perdido por alguien como por Zaira.

El hombre se quedó petrificado por algunos minutos, al ver a la chica que la noche anterior había tenido en su cabaña, a ese lugar nunca había llevado a una mujer, era su lugar secreto, su lugar de relajación, pero pensó que Zaira era una mujer que lo valía.

-Buenas noches, dijo Dante haciendo que la chica diera un salto y dejara de abrazar a Arnold.

-Buenas noches amigo como estás, tanto tiempo sin verte.

-Bien, en busca de algo para cenar hoy, he tenido un día algo intenso, así que vinimos a ver que encontrábamos que nos apeteciera, dijo Dante mirando a Zaira.

-Te presento a Zaira Smith, dijo Arnold, pero Dante no dejó que terminara de hablar Arnold, sí, ya nos conocemos, dijo Dante bastante serio.

-Si gustan pueden acompañarnos, aun nos falta el postre.

-No, no Arnold, está bien, veo que ustedes están pasándola bien, así que continúen, un gusto volver a verla señorita Smith, dijo Dante en un tono de sarcasmo bastante evidente.

Zaira no pudo decir nada, ella se quedó como de piedra, nunca había visto a Dante en su vida y ahora lo volvía a ver y para terminar de hacerla, era amigo de su tío.

Ella intentó desviar el tema, ni siquiera preguntó quién era el hombre, hizo como si no le hubiera importado en lo mas mínimo, no quería que Arnold supiera de donde lo conocía, no sabría qué decir.

-¿Señor, seguro que desea quedarse a cenar aquí?

-Sí Malcom, yo no le debo nada a nadie, la chica tiene un nuevo amigo, ayer fui yo, hoy es Arnold Stone, mañana será otro, no sé ni por qué me los fui a saludar siquiera.

La mesera llegó y ellos pidieron la cena, Zaira tenía al hombre de frente, no tenía paz, ella no dejaba de mirarlo y él de vez en cuando volteaba a verla.

-¿Mi princesa, estas bien, te pasa algo? Preguntó Arnold mientras tomaba la mano de la chica.

-No tío, yo estoy bien, ya sabes, la preocupación de mi madre, ¿por cierto, que andabas haciendo en ese hospital?

-Un chequeo de rutina, como estuve enfermo en Turquía, tenía que hacer algunos exámenes para descartar cualquier cosa, ya sabes cómo son los médicos.

¿Nos vamos? Preguntó Arnold algo agotado.

-Claro tío, nos vamos, gracias por la cena, estuvo deliciosa, dijo ella saliendo del brazo de Arnold.

Dante que observaba todo, recordaba que la chica la noche anterior no deseaba ni tocarlo, no lo quería ni abrazar, pero a Arnold Stone, un hombre que le doblaba la edad, si iba feliz a su lado, sonriendo y alegre.

-Sabes Malcom, no logró entender a algunas mujeres.

-Cuando logre hacerlo señor Fabbri, por favor, haga un libro, le aseguro que todos los hombres en el mundo lo querrán tener, sería un muy buen negocio para hacer dinero.

Después de lo que Malcom dijo, las risas terminaron.

-Llévame a la cabaña por favor Malcom, mañana no iré a la empresa, trabajaré desde allá, tomate el día libre, si necesito algo llamaré a Travis, él se encargará.

Cuando Dante estuvo solo en la cabaña, puso algo de música, se recostó en el sofá con un whisky, de la botella que Zaira había abierto la noche anterior.

-Que iluso fui, pensar que la hermosa Zaira Smith podría ser virgen y que se entregó a mí anoche, que me hicimos el amor y que al menos sintió algo, al igual que yo.

Dante terminó la botella de whisky, la noche pasó y se quedó dormido en la madrugada.

Por otra parte Zaira sola en el apartamento, no pudo dormir, el rostro de aquel hombre en el restaurante denotaba decepción al verla.

-¿Porqué es hombre me vería de esa manera, será que estuvo tan mal mi primera vez, será que no le gusté para nada?

Aquellas preguntas tenían a la chica sin poder dormir.

A la mañana siguiente a eso de las ocho, tocaron a la puerta del apartamento de Zaira.

-Señorita, venimos a ayudarla a empacar todo, el señor Stone nos ha enviado para que usted pueda ir a poner la renuncia, eso nos ha dicho él.

-Gracias, no las esperaba, bienvenidas, de verdad que les agradezco tanto, dijo Zaira sonriendo.

Se dio una ducha y revisó su teléfono móvil.

-Mi niña, solo trae las cosas que sean importantes para ustedes, la casa está completamente amueblada y hay de todo lo que necesiten, ese era el mensaje de Arnold, la chica envió una carita con besos.

Ella fue directo al hospital, estuvo con su madre prácticamente todo el día, al salir llamó a Stella y le contó lo que su tío Arnold haría por ellas y que ya no trabajaría mas.

Stella se sintió algo triste, pues la apreciaba realmente, cuando Zaira tenía a su padre con vida y ostentaba una posición social bastante buena, iba a la cafetería y siempre saludaba amablemente, aparte dejaba una generosa propina y recogía su mesa, llevando la basura al basurero más cercano, cosa que sus compañeros no hacían.

-Bueno amiga, gracias a Dios y no pasó nada con el tipo de anoche, te imagina hubieran tenido sexo y ya hoy tu tío se haga cargo de todo, sería de llorar desconsoladamente, pero tuviste suerte Zaira.

Rina se despidió de su amiga triste igualmente, hacían un equipo de trabajo muy bueno.

-Chicas, aun no sé donde me iré a vivir, cambiaré el número de teléfono y me pondré en contacto con ustedes, por favor, no le digan a nadie lo que les he contado, no importa quién les pregunte, no saben nada de mí, por favor, quiero comenzar de cero, el tío Arnold nos ayudará, trabajaré para él así que bueno, estaré un poco perdida durante un tiempo al menos mientras me acomodo con mi nuevo trabajo, después de eso, con mi primer salario, las invitaré a cenar por ahí, dijo Zaira abrazándolas fuertemente.

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