ZAIRA SIGUIO CON AQUELLO EN SU MENTE.
-Maldita sea, como pude ser tan idiota, era mi oportunidad de volver a embarazarme, todo por unos tragos, decía Gemma lamentándose.
La mujer bajó hasta la primera planta y vio que Amanda iba entrando a la mansión.
-¿Se puede saber sonde diablos estabas?
-Señora Gemma, tuve una emergencia, como usted estaba descansando por lo del embarazo, no quise molestarla, solo he salido diez minutos a dejarle algo a mi madre a la entrada, respondió astutamente Amanda.
-Sí, claro, mi embarazo, llama a Dante y dile que me he sentido mal, que tuviste que ponerme algo de alcohol porque me desmayé. Halo ahora mismo, gritó Gemma.
-Claro que si señora, de inmediato.
-Hazlo frente a mí, dijo la mujer con un tono bastante autoritario, eres una empleada de servicio y haces lo que te digo, punto.
Amanda tomó el teléfono de la mansión algo nerviosa, le tenía terror a Gemma, ya que en varias ocasiones la había amenazado con tirarla a la calle.
-Señor Fabbri, buenas noches, disculpe que lo moleste, sé que usted