PERDERÉ A MI HIJO.
Fue una noche tortuosa para Dante, él no tenía paz, le daba vueltas a lo que su abuelo le había dicho cuando era más joven, él amaba a su abuelo, fue un hombre correcto, que amó a su abuela tal y como él amaba a Zaira, él no entendía como le había sucedido todo esto cuando por fin había dejado su orgullo y sus prejuicios de lado.
Al día siguiente, Dante se levantó y ya Malcom le había llevado un traje, él se duchó, se despidió de su amigo Sandro y salió para la empresa.
-Malcom, entremos por el acceso de proveeduría, dile a Zaira que ella haga lo mismo, debe haber mucho periodista y sinceramente no me encuentro con el ánimo de nada, es posible que termine alguno de ellos sin empleo, decía Dante masajeando las sienes.
-Jefe, yo sé que no es mi problema y que no tengo que meterme, ¿pero usted cree que la señorita Smith venga a la empresa?
-Malcom, me conoces hace mucho tiempo y me conoces bien, tu sabes lo que siento por esta mujer, yo no la quiero lejos de mí, ella tiene un contrato y