Ese día era de alegría en casa de Zaira, por fin había llegado ese día tan especial y del que su padre siempre hablaba, se graduaba de administradora de empresas con énfasis en mercadeo, publicidad y recursos humanos, la chica era una excelente estudiante así que Aarón siempre imaginó que ella sería quien se hiciera cargo de sus empresas cuando él decidiera retirarse.
A la puerta de la mansión en donde vivían Zaira y su madre, un ramo de rosas gigante llegó a la puerta, con una tarjeta que decía “mi niña, estoy orgulloso de ti, eres la niña de mis ojos, Arnold”, esas eran las palabras que su padre siempre le decía, Zaira se sintió conmovida hasta las lagrimas al leer aquellas palabras.
Mientras que las dos hermosas mujeres se arreglaban para salir de la casa, Arnold estaba en casa recibiendo a Berat, su prometido turco que llegaba para acompañar a Zaira en su graduación tan esperada.
-Ya verás que te encantarán, le decía Arnold a Berat, quien se moría de ganas por conocer a las chicas que le habían dado sentido a la vida de su novio.
Al llegar a la universidad, Zaira con un traje entero en color negro que hacía que cada una de las curvas de su cuerpo se pudiesen observar, dejando ver que la chica perfectamente podía ser una modelo, con su cabello amarrado en una coleta y un maquillaje bastante sobrio, la chica lucía hermosa, sus compañeros de clase que se habían burlado de ella la miraban con deseo.
-Zaira, hola, iremos después de la recepción de la graduación a beber algo no sé si quieres acompañarnos, te apetece, nos encantaría contar contigo y después no sé, tal vez podamos ir tu y yo por ahí. Dijo Austin tratando de conquistar a la chica.
-Austin Boena, ¿Cómo crees que una chica que ha trabajado de mesera en la cafetería donde comprabas tu café va a salir contigo, no te parece que sería caer muy bajo de tu parte?
-Fue algo momentáneo Zaira, fueron bromas que quisimos hacerte solamente.
-Ah sí, bueno, pero yo ni de broma saldría contigo, ahora si me lo permites, dijo la chica dejándolo ahí delante de sus amigos, mientras que iba a recibir a Arnold y compañía.
-Mi vida, ven, quiero presentarte a Berat, este hombre tan atractivo desea conocerte, ya le he presentado a tu madre formalmente y al igual que yo quedó en cantada, dijo Arnold riendo.
Berat, un tipo de casi dos metros, un cuerpo escultural, ojos negros, de unos cuarenta y cinco años, llamaba la atención de todas las mujeres del lugar, Arnold y Berat no demostraban que eran pareja en frente de nadie, ellos parecían buenos amigos, dos hombres varoniles, nadie jamás pensaría que eran pareja, es más, Arnold algunas veces tuvo que decirle a algunas chicas que estaba casado y que no le interesaba una relación extramarital, que se alejaran de él.; esto porque en el ámbito de la industria, muchas personas no aceptan hacer negocios con un homosexual, no todas las personas, pero si quien es muy a la antigua y maneja sus negocios de esa manera.
-Berat, ya deseaba conocerte, el tío Arnold nos ha hablado maravillas de ti.
-Mi niña, como dice tu tío, acá tienes alguien más en quien confiar y bueno, también he escuchado de ti durante muchos años así que igualmente, ya te quiero y por eso estoy aquí, dijo Berat siendo muy sincero.
La ceremonia comenzó con las presentaciones de las personas que estarían en la mesa principal, en donde se entregarían los diferentes títulos.
Zaira estaba algo distraída imaginando la alegría de su padre en este momento que tanto habían esperado, así que no escuchó algunos nombres de las personas que estaban en la mesa principal, fueron pasando muchos de sus compañeros de clase.
-Es un honor para esta universidad entregar el titulo a la excelencia a la señorita Zaira Smith, quien ha llevado tres énfasis en la carrera de administración con el mejor promedio en la historia de nuestra universidad.
Zaira se levantó algo apenada, ella solamente deseaba recibir el titulo e ir a la tumba de su padre y por fin llorar todo lo que n había podido hacer ese día.
Al subir la pequeña escalera que había para llegar a la mesa principal, ella iba un poco despistada y tropezó, unos brazos fuertes hicieron que la chica no cayera, no era otro que Dante Fabbri quien había detenido la caída.
Zaira se quedó paralizada al ver a aquel hombre ahí, con su titulo en la mano y sosteniéndola de su cintura para que no cayera.
-Nos volvemos a ver Zaira Smith, dijo él tratando de disimular un poco.
La chica se incorporó y solamente se mordió su labio inferior.
-Como dijimos al principio, dijo la maestra de ceremonias, nuestra prestigiosa universidad cuenta con el apoyo del señor Dante Fabbri, quien aparte de que fue en su momento uno de nuestros estudiantes más sobresalientes, es ahora el dueño de nuestra universidad, hasta ese momento Zaira cayó en cuenta con quien había tenido su primera vez, el magnate de los negocios Dante Fabbri.
Las fotografías no se hicieron esperar al ver a Zaira y a Dante juntos mientras le entregaba el titulo a la chica quien en ese momento el nerviosismo le ganaba.
-Tranquila, ya deja de temblar Zaira, todos nos están viendo y aquí no te voy a besar, dijo el hombre con una sonrisa muy cerca de su oído haciendo que cada uno de los vellos de su cuerpo reaccionaran a aquella voz.
-Que lastima señor Fabbri, porque hoy no lo hubiese mordido, dijo ella volteando a mirarlo a los ojos, haciendo que aquella sonrisa de medio lado del hombre volviera a aparecer.
-Eso lo podemos solucionar ahora mismo, dijo Dante acercándose a la chica, con el fin de ponerla más nerviosa de lo que ya estaba.
Las personas que los miraban, no imaginaban lo que estaba sucediendo entre ellos realmente, ya que todos pensaban que el hombre solamente aconsejaba a la chica para que le fuera bien en la carrera en que se estaba graduando, los dos sonreían y esa era la impresión que daban.