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ESTO NO PUEDE SER, NO ME PUEDO EXPONER CONTIGO.

Se quedaron acostados en la alfombra, abrazados, ninguno de los dos sabían cómo habían acabado haciendo el amor, pero lo habían disfrutado al máximo, sus respiración es aun se estaban normalizando después del buen rato que habían pasado juntos.

La chica se había comportado completamente diferente, la primera vez parecía que sentía dolor, pero ahora aunque podía notarse que lo había disfrutado, ella no era una experta como para ser una dama de compañía, la chica lo llevaba al máximo y le había vuelto loco volver a hacerle el amor, pero no parecía que se dedicara a eso de entretener hombres, eran los pensamientos de Dante mientras abrazaba a la chica.

-Dios que acabo de hacer, prometí que no volvería a estar con Dante, este hombre me vuelve realmente loca, lo que sentí hoy no tiene comparación con nada, que haya vivido, decía la chica para sus adentros, sintiendo una emoción que la llenaba, aun así tenía miedo de lo que el hombre pudiera decir.

Después de un tiempo abrazados ella levantó su cabeza y lo miró fijamente a los ojos, como con deseos de decirle algo, pero el terror a que el hombre no le creyera, la hizo no decir nada, ella le diría que se había entregado a él por primera vez aquella noche en la cabaña y el porqué lo había hecho.

-Bien Zaira Smith, ¿Qué vamos a hacer nosotros dos, es seguro que hay algún tipo de atracción aquí?, dijo Dante de la nada, haciendo que la chica lo mirara algo desconcertada.

-No lo sé, esto no debió suceder, dijo ella arrepintiéndose ya que él era un hombre que según había escuchado decir a Olivia se casaría pronto.

-¿Porqué no nos damos una oportunidad? Preguntó él haciendo que la chica sintiera una emoción en su interior.

-¿Como sería eso? Preguntó ella para dejar las cosas claras, ella imaginó algo parecido a un noviazgo.

-Qué seas mi amante, dijo él de la nada, recordando que le había cobrado dos millones de dólares para acostarse con él.

-Soy una completa imbécil, dijo ella en voz alta, no Dante Fabbri, no seré tu amante ni ahora ni nunca, esto no debió suceder, soy una estúpida, decía ella levantándose de la alfombra.

-Entiende mujer, me vuelves loco, pero yo no puedo exponerme contigo como si fueras mi novia, tengo una imagen que es la imagen de mis empresas y tu, tu eres una dama de compañía, que se mete con cualquiera por dinero, Zaira, sabes donde pararían mis empresas, tu mejor que nadie sabe cómo es esto, la paso bien contigo, me excitas de manera increíble como nunca nadie lo ha hecho, hacemos el amor de manera fenomenal, pero no seré yo quien salga contigo en una revista o te lleve a cenar y te bese frente a todos en un restaurante o quien te lleve de la mano al altar, dijo él siendo completamente sincero; si al menos fueras como Olivia, ella tiene su pasado pero no en este país, ella supo hacer las cosas, cuando la conocí fue sincera conmigo, cuando te conocí en la cafetería me negaste que fueses prostitu%$, y en la noche ese mismo día te estabas revolcando conmigo por dos millones de dólares.

Dante no notó las lágrimas que corrían por las mejillas de Zaira, ella había vuelto a caer en sus brazos y él nuevamente la había humillado en lo más profundo de su ser.

Zaira se terminó de levantar de la alfombra, tomó su ropa y caminó desnuda hasta el baño de la casa, mientras que Dante la miraba.

Ella entró al baño y lloró desconsoladamente pensando en lo estúpida que era al haberse entregado a ese hombre otra vez.

Lavó su rostro, intentó que no se notara lo que había llorado.

-¿Nos vamos? Dijo ella, eran las siete de la noche y ya la lluvia había cesado.

-Sí vamos dijo él mirando el rostro de tristeza que tenía la chica.

Dante supo que no había sido el mejor momento para hacer semejante comentario, pero era un hombre que decía las cosas como eran, no permitiría que Zaira mal interpretara las cosas o que se confundiera con lo que había sucedido, ambos se habían dejado llevar por el momento, ninguno podía negar que había química, pero eso era todo, no podía ir más allá la situación.

Ambos salieron de la casa en completo silencio, Zaira no esperó a que Dante abriera la puerta de auto, ella subió dejando al hombre ahí a su lado con la mano extendida intentando abrir la puerta para que ella subiera, la chica le envió un mensaje a Stella cuando iban saliendo de la casa.

-Puedes venir por mí a esta dirección, por favor, no bajes el vidrio de la ventana que mi jefe no vea quien vino a recogerme.

Stella leyó el mensaje y de inmediato tomó el auto y a toda velocidad fue por su amiga.

Cuando el auto salió a carretera, mientras Dante hacía el alto para integrarse al tráfico en la carretera principal, Zaira abrió la puerta del auto que estaba detenido y salió.

-Me quedo aquí, pronto vendrán por mí, dijo ella cerrando la puerta.

Dante bajó el vidrio de la ventana.

-Zaira, estás loca, es de noche, ya es tarde, no puedo dejarte aquí, podría pasarte algo mujer, no me lo perdonaría, por favor, sube al auto.

-No se preocupe señor Fabbri, alguien viene por mí, uno de mis clientes, ya envié el mensaje, bien pueda irse, créame, no lo necesito, dijo ella siendo bastante tajante con su respuesta, caminando hasta el otro lado de la calle.

Dante llevó su auto hasta un lado de la carretera, donde no bloqueaba el paso de los otros vehículos, bajó del auto y caminó hasta donde estaba la chica, quien subió a un auto de lujo antes de que el hombre pudiera llegar a su lado.

Dante trató de seguir el auto, sin embargo, las chicas habían ingresado a la siguiente entrada, la propiedad que estaba junto a la de Dante, mientras el hombre llegaba a su auto ellas se escabulleron.

-Soy una estúpida Stella, Dante Fabbri nunca se fijará en alguien como yo, me utilizó y yo caí como la más idiota, no puedo llegar así a casa, ya no podemos salir, ya le he avisado a Rina, sé que tienes posiblemente algún cliente, ¿puedo quedarme en tu casa hoy, necesito estar sola, no me siento bien?

-Yo saldré hoy, si me necesitas créeme que me quedo contigo amiga, pero si  necesitas estar sola, solo dime.

-Por favor, Stella, me puedo quedar sola, necesito sacar todo esto que tengo dentro, dijo ella siendo muy sincera con su amiga.

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