CAPÍTULO 61 AMOR Y REDENCIÓN
Zahar…
El amanecer llegó con un silencio extraño, casi solemne, roto solo por los pasos apresurados de las mujeres que entraban y salían de la habitación. Me desperté con un quejido bajo, con mis músculos protestando como si hubiera librado una batalla. El cuello me ardía en varios puntos, la espalda dolía y entre mis muslos quedaba el eco brutal de lo que había pasado la noche anterior. El recuerdo me arrancó un suspiro, y mis ojos parpadearon de forma lenta tomándome mi tiempo porque…
Hoy era el gran día.
Me giré sobre la cama y me estiré un poco cuando vi un desayuno servido con delicadeza, frutas frescas, pan tibio, miel y té aromático. Y junto a la bandeja, un pequeño papel con la caligrafía inconfundible de Kereem.
"Te espero al final del camino, no tardes…"
Apreté el papel contra mi pecho mientras una sonrisa, temblorosa y nerviosa, me robaba el aliento. Mis dedos buscaron instintivamente mi cuello, sobando las marcas que me había dejado. Dolían, pe