EL TIEMPO SE AGOTA.

EL TIEMPO SE AGOTA.

Cuando el auto se detuvo, Elara salió disparada hacia la entrada, su rostro era pura preocupación y prisa. Zayd, con su astucia característica, no se quedó atrás y la siguió de cerca, mientras Nathaniel terminaba de estacionar el coche con urgencia.

Al llegar a la habitación de Rose, la escena que les recibió era desoladora. La pequeña estaba conectada nuevamente al oxígeno, su rostro pálido como un papel.

―¿Qué pasó? ¿Adrián? ―Elara lo agarró por las solapas de su chaqueta, su voz temblaba exigiendo una explicación ―Tú dijiste que…

Adrián sostuvo la mirada de Elara, su expresión era un muro que intentaba contener una tormenta.

―Sé lo que te dije, Elara, ―dijo con voz firme, aunque sus ojos se desviaron un momento hacia Zayd antes de volver a concentrarse en ella. ―Pero ya sabes cómo es esto… no era 100 % seguro de que mejoraría.

Elara negó con la cabeza, su cuerpo empezó a temblar ligeramente, como si las palabras de Adrián fueran golpes que no podía parar.
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