Lianys
Él me coge la mano ignorando la sangre que sale del abdomen, caminamos en silencio hacia su despacho bajo la mirada atenta y asombrada de Jacinta, este empuja la puerta invitándome a pasar primero. Ingreso a la estancia y mi piel se pone de gallina cuando escucho que le pasa pestillo a la puerta, no volteo pero él tampoco se mueve. Siento su penetrante mirada en mi espalda y tal vez también en mi culo, percibo el sonido de cuando se quitan el cinturón haciendo que mis latidos se descontrolen. La madera rechina a cada paso que él da provocando que bote el aire por la boca porque se me dificulta respirar con normalidad, me evalúo mentalmente y debo parecer una presa acechada por la bestia, y lo confirmo cuando de reojo admiro como se muerde el labio con la vista fija en mi trasero.
No me siento incómoda, al contrario, esto me enciende de una manera violenta.
Aprecio su respiración en mi cuello y sus manos masajean con ímpetu los glúteos, los aprieta con tanta firmeza que siento q