Kaem
Horas después me recibe los rayos del intenso sol de Santorini, Grecia. Si hubiera venido para disfrutar me embelesaba con su maravilloso paisaje, en cambio, solo vine por una cosa. Calmar mis pecados.
La mujer que ha estado en cada una de mis facetas me recibe al pie de un lamborghini color rojo como su melena. Lleva un vestido champañizado ceñido a sus certeras curvas dejando mucho a la imaginación con su escote donde reluce sus redondos y grandes pechos, tiene los ojos color miel y pecas en gran parte de su cuerpo. Me sonríe y se acerca a mí contoneando las caderas denotando sensualidad pura.
— Kaem, bienvenido. — me saluda con un beso en la esquina de mis labios.
— Helen Makris, perfecta como siempre. — halago.
Me agarra de la mano hasta el coche y ella se sitúa detrás del volante. En el camino me pregunta por lo que he hecho estos últimos días ya que se enteró que me había casado.
Helen es la hija heredera de toda la fortuna Makris desde que su padre murió en una emboscada