-Entonces, eres nuestra tía - agregaron, sus manos unidas; mientras se sorprendían al mismo tiempo.
-Eh - se rascó la mejilla con un dedo - supongo que sí - agregó dudando.
Al escucharla, Danilo se giró ligeramente para mirarla con unos ojos oscuros. Un escalofrío le recorrió la columna vertebral y desapareció hasta que Danilo dejó de verla - ¿quieres comer con nosotros? - Lucía la sacó de sus pensamientos.
Pero esa vez no se atrevió a afirmar nada - eh, no sé.
-No puedes quedarte por mucho tiempo - Danilo se giró y se acercó a la mesa - al menos come antes de irte - añadió; en tanto escogía algunas verduras de la cesta.