Me quedé en silencio, observando cómo la cucharita giraba lentamente dentro de la taza. El leve sonido metálico era lo único que se escuchaba en la sala. Pero dentro de mí, había un ruido ensordecedor.
¿Y si el pasado no había terminado realmente? ¿Y si simplemente había estado dormido, esperando volver a reclamar lo que alguna vez creyó suyo?
—¿Estás bien, Kate? —preguntó Elyf con dulzura, aunque su voz venía cargada de precaución.
—No lo sé —respondí con sinceridad, por fin levantando la mirada—. Supongo que necesitaba ponerle nombre a lo que sentí ese día... a la incomodidad... al miedo.
—No tienes que tener miedo, Kate.Eres la mujer que mi primo escogió para toda su vida. Y estás aquí, cuidando de Azad, construyendo una vida con Dimitri... no eres reemplazable.
Sonreí, aunque sin alegría.
—Pero sí soy vulnerable, Elyf. Y esa mujer... —me detuve—. Esa mujer lo conoce. Conoce partes de él que yo tal vez aún no. Y lo que más me asusta no es que regrese, sino que Dimitri no haya cerra