Samantha Hardin, en el pasado logra conseguir una entrevista con Eliot Maddux, la futura gloria del futbol del momento y con el que muchos medios y periodistas querían acceder por lo que implicaba conocer los secretos sobre su vida y su dudosa reputación, que sobresalían por sobre sus habilidades. El causante de esas dudas, su más que entrañable amigo, Ferran; pero ¿Qué de cierto habrá en toda esa historia que no se termina de desentrañar? Solo ella misma, siendo ya una adulta y en un reencuentro con ese pasado que le permitirá desentrañar no solo ese oscuro secreto sino muchos más. Historia propia, todos los derechos reservados
Ler maisLa cara que tengo en este momento sé que puede ser molesta para algunos que no soportan la felicidad del otro mientras camino como sonámbula de vuelta a casa, sin embargo, no quepo en mi ropa desgarbada de la dicha. Pienso, en que muchas veces flipamos con fantasías y sueños locos, y nunca se nos pasa por la cabeza que alguna vez se harán una realidad. Parecen solo un sueño inocente, y que dentro de tu cabeza y libre pensamiento no piensas que le estás haciendo daño a nadie. Quizá somos muy egoístas al sentirnos así; aunque, lo que más queremos es vivir, vivir y disfrutar a tope nuestro mejor momento.
Mi mejor momento...
Suspiro hondo con el orgulloso recuerdo que siempre me hace sonreír, porque fue en ese momento tope de mi vida cuándo decidí lo que quería ser para mi futuro. También, fue cuando se me hizo más difícil creer, que podría realizarlos.
Con tan solo doce años, y muy poca experiencia en medio de todos esos adultos fui la afortunada. Él me escogió a mí, y solo a mí para que le entrevistara y escribiera el artículo que todos esperaban para aclarar muuuchas de las dudas que había respecto sobre como llevaba su vida. Todos mis compañeros del colegio se rieron de mí, no podían creer que en serio hubiera logrado tanto; y luego se enojaron cuando descubrieron que no mentía. Ninguno de ellos me aplaudió, tampoco lo esperaba; sin embargo, él, quien me eligió fue el único que me aplaudió y me sonrió. A mí, a la pequeña nerd de trenzas y con sus extravagantes gafas.
Siempre fui muy buena en literatura y mi redacción, no me vanaglorio; pero es impecable, tanto que fue mi profesor quien me puso como redactora de la sección de deportes del periódico estudiantil. Bueno, deportes era la única vacante. Aun así, me esforcé mucho, y desde ese entonces mi profesor alabó todos mis escritos. Y fue debido a eso, a mi persistencia y ganas de aprender como terminé en la rueda de prensa del jugador en ascenso y el galán del momento. Eliot Maddux.
El jugador más joven en firmar un contrato con uno de los mejores equipos de fútbol americano. Él, rechazó a todos los medios, y me escogió. Después entendí que era una especie de estrategia porque yo era una niña talentosa y huérfana que vivía con su abuelita de ochenta años, casi estirando la pata debido a la artritis reumática que no se le quitaba; y eso le daba cierto aire de compasión por los necesitados; pero no me importó, fue la mejor tarde que pudo tener una niña de doce años, con lentes y trenzas hechas por esa abuelita ―que en paz descanse―, para esa ocasión.
¡El mejor momento de mi vida!
Suspiro, por qué luego que se evaporó mi cuarto de hora de fama. La escuela se volvió un completo infierno. Y uno al que milagrosamente pude sobrevivir.
Después que murió mi abuela quedé legalmente huérfana, fui enviada con una familia de acogida. La familia Sinclair, quienes me recibieron y me hicieron parte de su familia de forma permanente. También tuve la ayuda de un benefactor invisible, porque nunca supe de quien se trataba ya que lo hizo de forma anónima. Y aun todavía no sé quién es. Todo ese tiempo me dediqué a sacar mi vida y mi carrera adelante...
Sin embargo, luego de todo eso no pude evitar interesarme por el jugador y seguí su carrera hasta que por una lesión ―que aún es un misterio de como sucedió―, se retiró del fútbol y se dedicó a los negocios, no necesariamente familiares, sino a crear su propio emporio de materiales deportivos llamado M&F Sport.
Hoy de él, solo sé que el hombre de los rumores sigue a su lado aumentándolos aún más, y que tuvo éxito en su gran apuesta de negocio que comparte obviamente con él. Lo que los convirtió en millonarios empresarios en ascenso, algo que no pudo detener ninguno de esos rumores. Sin embargo, Eliot es quien siempre está al frente, pero que haya triunfado de esa forma hace que sea imposible que algún día vuelva a toparme con él...
Han sido nueve largos años desde el día de esa dichosa entrevista... Él, ahora es un apuesto y rico millonario y yo una pasante como correctora de textos de la sección de deportes de una importante revista. Y no me puedo quejar.
Después de la huída de Sam―¡Puta mierda!La palabrota sale de mi boca como una bala, haciéndome enderezar en el acto.Hoy más que ayer y anteayer, estaba molesto. Han pasado dos días desde que Eliot me dijera que Sam tuvo que salir corriendo en medio de la noche a socorrer a su madre adoptiva, y su excusa fue que tuvo un accidente. Y estoy harto de esa maldita palabra. Accidente. Es así como parecen las cosas cuando encubres algo y estoy seguro de que es mentira, que Eliot miente. La pequeña nunca se ha ausentado... tanto tiempo. Ya hubiera vuelto.Él lo sabe, sabe por qué no está aquí desde esa noche. Estoy de nuevo en casa, quiero pasar tiempo con ella, que los tres pasemos tiempo. Quiero que le cuente todo, que le cuente nuestros planes, quiero que sepa la verdadera razón por la que siempre le hemos querido
Antes de Sam...El día había comenzado de forma excelente; sin embargo, luego de su partida y de esa llamada, ha sido agotador, discutir con mi padre una y otra vez sobre lo mismo, es cansador. A veces me pregunto si no tiene una mejor excusa; siempre está intentando acallarme con sus supuestas ínfulas de hombre perfecto, cuando de eso; él y yo, lo sabemos muy bien, que no tiene ni una pizca. Jamás dejará de pensar que le salí bastante torcido. En este momento, necesito un oasis, mi oasis.Me encamino hacia su área de descanso. El único lugar prohibido para todos en lo que se refiere a compartir o disfrutar de un rato de descanso, soledad y relajación; no lo es para mí. Entro a su habitación y como siempre, luce impecable, llevamos tantos años viviendo juntos que es imposible no pegárseme todos esos pequeños detalles de él. Me ha hecho ordenado a la fuerza; todavía recuerdo, el primer día que entró a mi dormitorio en el campus
Sentí un toque en la puerta y me sorprendí, se supone que todos deberían estar dormidos, y entonces recordé, que Lucas no. Él siempre se pasaba por mi ático a molestarme. Corrí y abrí la puerta.―¡Oye! ―dijo con su descomplicada sonrisa, y su melena castaña oscura que ya le estaba llegando a los hombros.―¿Qué pasa?―Como que, que pasa. Vine a felicitarte y darte tu regalo, no voy a poder dormir si no lo hago.―No te cargues por eso. Es suficiente para mí que me hayas acompañado.Como era usual en él, entró como pedro por su casa y se sentó en mi cama, mientras yo cierro mi mandíbula y luego la puerta, un poco espantada. Me acomodo nuevamente en mi escritorio.―Ratona, me preocupo por ti, y por la falta de diversión que tienes, solo encerrándote aquí en estas cuatro paredes. Acabas de cumplir diecisiete, deberías salir más, celebrar.―No te preocupes, no es malo para mí. Aquí hago lo que más me gusta.―Leer y escribir como sonámbula.―Lucas...Él se levantó de la cama y caminó hasta d
La situación está como para alquilar balcón y Claudia aun no estalla en carcajadas de victoria por estar defendiendo su papel frente a Eliot, y muy en el fondo sé que se muere por reírse de los dos. Pero más de mí. Por terminar de pisotearme. Por acabar de manera definitiva conmigo como seguramente lo soñó muchas veces, ¿y aún me estoy preguntando por qué? Me quito los lentes y con el dorso de mi mano limpio las lágrimas esquivas que han alcanzado a rodar por mis mejillas, estoy que rompo a llorar, y más, luego de escuchar esa frase de la boca de Eliot y que todavía hacen un eco profundo en mi cabeza. Y no lo culpo, él me abrió una puerta a su vida. Me ofreció un mundo lleno de posibilidades y yo lo dejé caer a sus pies haciéndolo añicos con mi estupidez. Y ya no soy una niña, ya no es su culpa, porque ahora soy yo quien le trae la desgracia. Pero no voy a… llorar. No. No frente a Claudia, no voy a darle ese gusto. ―E…Eliot... ―balbuceo su nombre colocándome nuevamente mis lentes―.
¿Que podría contener de malo sobre mí?Estoy limpia, no tengo antecedentes, ni familia... no una de sangre.Mis dedos tiemblan al tratar de hacerlo. Miro a Eliot y su expresión no me traduce nada, ni siquiera ánimos.¿¡Que diantres estaba pasando!?Acaso sabe lo que se encuentra dentro.―Vamos, míralo que nos tienes en ascuas a todos ―Astrid por fin habla descruzando sus largas piernas para buscar una mejor posición donde está sentada. Sin duda su tono es apremiante. Espero que Charles también hable, sin embargo, solo mira atento.Desenrollo como puedo el hilo del botoncillo y lo abro. No sé por qué, pero tenía miedo de ver su interior. Algo no andaba bien en todo esto. Palpo con mis dedos lo que hay dentro y la superficie de papel es suave sobre una base un poco gruesa. Lo saco rápidamente y por poco se me caen los lentes ahora d
Un corazón roto o unaexperienciamás, como recompensa. Si eso era lo que obtendría y no puedo quejarme. Solo me carga un poco que desobedecí a Eliot al usar mi antigua computadora, pero era que sencillamente no podía dejar que viera o rastreara esto, y menos que lo leyera. Sería como vernos transparente a todos nosotros. Sin un filtro que disimule lo que pasó y lo que siento luego de ello. Pero ya no está y lo mejor fue borrarlo, así no queda evidencia de toda esta locura sucia, pecaminosa pero muy divertida. La sinvergüenza que llevo dentro jamás podrá negar que en medio de todo se divirtió haciendo todo esto. Sin embargo, ahora solo me queda hacer mi trabajo y despedirme de todo esto. Quisiera pensar que todo esto cobrará importancia algún día para Eliot, pero al final despierto y me encuentro con la misma respuesta. No sucederá. Y ahora que lo pienso todo lo que escribí y leí si ha sido una completa locura. ¿Qu
Último capítulo