Capítulo 1

Me sacudo el cansancio y me reclino sobre la silla porque Marcia, mi compañera de piso, hace su escandalosa entrada. Es bastante alegre y dicharachera, y una distracción total cuando quieres concentrarte. Hemos convivido tantos años que ya la adoro así, y aunque no llevemos la misma sangre, es más que una amiga para mí. Es mi hermana.

Marcia es la hija menor de la familia donde fui acogida luego que mi abuela Elsa falleciera, increíblemente una semana después de aquella dichosa entrevista; ahora me pregunto si tanta dicha, no trajo fue muy mala suerte para mí.

Me lleva dos años; y desde que entré a la universidad nos fuimos de casa y empezamos a compartir espacio en un piso que alquilamos entre las dos. No ha cambiado nada desde que se graduó como administradora de empresas. Sigue siendo una aventurada enamoradiza y alocada fiestera, a diferencia de mí, que soy más como un ratón de biblioteca, Ese es su apodo favorito para mí, Ratona, que se lo copió de... Lucas, su hermano mayor. Y lo cierto es, que me he privado por gusto de toda clase de diversión; porque, aunque tuve un benefactor que se hizo cargo de mis gastos y estudios durante la secundaria, yo ahora debo mantener a toda costa mis notas altas, para no perder mi beca universitaria y graduarme muy pronto con honores como comunicadora social; también debo mantener mi trabajo como pasante remunerada en A&C Publishing, donde redacto artículos y reseñas para la sección de deportes a cargo de la editora Claudia Almenara, mi jefa. Estoy a escasas semanas de culminar mi carrera y no puedo esperar para graduarme. Y tal vez, cuando lo consiga, mi situación en la agencia por fin cambie

No estaría mal un ascenso.

La verdad, odio a Claudia con todos mis huesos y la verdad es que deseo dejar de ser una pasante a su cargo y ascender para tener mi propia línea editorial, para no tener que aguantármela. Todos los días está encima de mí porque soy la única que le lleva el ritmo de trabajo, y aparte de esmerarse por humillarme con su despampanante presencia, compuesta por sus grandes senos ―apuesto las nalgas que no tengo a que son hechos en el quirófano―, y nalgas de la misma procedencia; también me echa en cara su idolatría por Eliot Maddux ―razón del por qué siempre vuelven mis recuerdos―, y como desea tener una entrevista con él para conquistarlo. Proclama que apenas la vea caerá rendido a sus pies.

¡Ya quisiera!

Lo cierto es, que ya descubrí por qué me escogió para ser su ayudante y la razón de su comportamiento opresivo conmigo, y es, porque se enteró que fui la niña afortunada que entrevistó a su sueño mojado imposible. Por suerte, Noah Carter, el jefe senior de sección, no es así…

―Podrías despegarte de ese aparatejo por un mísero momento de tu aburrida vida. Ya respira que te pones vieja ―exclama su perorata destapando una botella de agua dándole un largo sorbo.

Debe estar deshidratada, luego de irse de juerga toda la noche con su nuevo y rico novio. Pero la muy condenada siempre luce radiante, a pesar de trasnochar y dormir todo el día. que le voy a hacer. Así es ella, y me extrañaría mucho si se portara de forma contraria.

―No puedo ―respondo muy seria―, necesito terminar mi artículo sobre las ligas menores de béisbol. Claudia lo necesita el lunes a primera hora en su escritorio.

Ella rueda sus ojos poniéndolos en blanco, con la última frase.

―¡Dios! Eres una santa, ¿cómo te aguantas a esa mujer?

Ya voy reconociendo que no es bueno quejarse de la jefa ni del trabajo con ella.

―¡Oye! Más respeto. Esa mujer es mi jefa, y mientras sea una practicante para ella, debo rendirle culto si es necesario. ―Suspiro, y es que esa es mi triste realidad.

Una cosa es lo que yo deseo, otra lo que me toca hacer. Así es mi vida, y, de todos modos, no es un desperdicio. Amo lo que hago y siempre doy lo mejor para que así sea y no tenga ninguna queja, aunque eso signifique que cada vez me exprima más.

―¿Y cuándo piensas sacudirte un poco el trasero?, se te va a desaparecer de tanto estar sentada tecleando letras. O ya se te borró la raya de las nalgas.

Y ahí va Marcia con su inconfundible y sarcástico humor.

―¡Ja y ja! ―me mofo sacándole la lengua―. Lo haré mañana domingo.

―¡Por fin! ¿Y que se supone que harás? ―rechista toda incrédula y me detiene con su mano acallándome―. Ya lo sé, no es difícil adivinarlo. Harás las notas de Claudia para que siga quedando como una reina con Noah y su grupo. ¡Genial! Muchas felicidades ―añade con mucho sarcasmo.

Me hace achinar la mirada y fruncir la boca.

―Tenme un poco de fe. A&C Letters & Histories, la filial principal de la agencia que equivale a la casa matriz me escogió a mí y no a ella para reseñar un evento de esparcimiento deportivo. Será un partido de fútbol con niños. Y no, esta vez no tiene nada que ver con Claudia, gracias al cielo.

Cruzo mis dedos y agradezco mentalmente que se me haya dado está oportunidad. y no dudo que haya sido una intervención de Noah, por eso le admiro.

―¡En serio!, que emoción ir a ver pubertos jugar. Aunque, yo en tu lugar, preferiría unas lindas, musculosas y bien contorneadas piernas de papis machotes y adultos.

―¡Que graciosa! ―Marcia realmente me hace reír con sus ocurrencias―. Búrlate todo lo que quieras. No es cualquier cosa, ese artículo es un abono para conseguir por fin mi ascenso. Y como lo ansío. ―Cruzo mis dedos mentalmente―, y más, cuando puedo quitarme con eso a la pesadilla de Claudia de encima.

Eso le hace abrir los ojos.

―¡Vaya! Por fin harán valer tu inteligente trasero. Para algo te debe servir desgastártelo tanto con esa bruja, aparte de quemarte las pestañas con la universidad.

―¡Gracias por lo que me toca!

La rechisto abriéndole los ojos tras mis lentes. Después me los acomodo por la montura porque ahora me mira con mucha seriedad. Marcia tiene una cualidad particular. Siempre es directa, no se guarda nada, y aunque haga que se me paren los pelos de punta con su extraña sensatez adoro que me lo diga todo a la cara, odiaría que no.

La realidad de las cosas, muchas veces hacen que pongas tus pies sobre la tierra, y esa es una lección que he aprendido a lo largo de mi vida.

―Sam, no me lo tomes a mal; pero, a pesar de todo eso que estás diciendo con mucho optimismo, no crees que desperdicias tu talento en esa revista de medio pelo.

Hace parte de una buena agencia. ¡Vamos! Eso ha dolido.

―¡No exageres! ―resoplo las palabras―. No lo es, tampoco es tan así; ascender requiere tiempo y esfuerzo. También deben notar que tienes ganas y talento. Y la agencia A&C, es de lo mejor que hay para empezar a superarte.

―¡En serio!, yo creo que llevan mucho tiempo sin notar el tuyo. Y por Dios mujer, apenas tengas el diploma en la mano consíguete otro trabajo, olvídate del estúpido de Noah, y de paso búscate un buen novio que aparte de tenerte ganas, tenga mucho dinero para que mantenga tu gran empeño. Porque Noah jamás hará eso. Está cómo quedadito con eso.

―¡Oye! Déjalo en paz. Noah es bueno conmigo, y deja de decir eso. Él es mi amigo; además tiene una novia de años ―chillo, y ella sacude sus manos y luego bosteza.

―En fin, no se le nota, cuando no hace nada por sacarte de debajo del yugo de Claudia; y mejor te dejo Ratona, me muero de sueño.

Ella sale de mi habitación y entra en la suya, allí se deja caer en su cama como un muerto. Puedo verlo desde donde estoy sentada, su habitación queda al frente de la mía y no tiene alientos ni para cerrar la puerta. También me sonrío tonta con lo que ha dicho.

¿Noah o un hombre rico?

El primero, no está a mi alcance. Noah está a punto de casarse; pero el… segundo...

¡Si cómo no!

Esto es la vida real y Cenicienta es un cuento de hadas que solo ocurre como un golpe de suerte, o en las novelas románticas.

Vuelvo a sacudir mi cabeza y esta vez con incredulidad sobre las locuras que dice Marcia y a las que termino siempre prestándole atención, aunque no quiero. Me desperezo y sigo un poco más con mi redacción y al terminar me voy a dormir porque si estoy cansada, y mañana me espera un día un poco agitado observando pubertos.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo