El lunes amaneció con un cielo espeso, de un gris que parecía querer pegarse a la piel. Aitana abrió los ojos sin necesidad de alarma. Ya no dormía bien. El peso de su vientre y de sus pensamientos la despertaban antes que el día.
Mientras se acomodaba en la cama, el celular vibró varias veces. Ignoró las primeras notificaciones, hasta que una imagen entre las vistas previas de WhatsApp le hizo fruncir el ceño: una captura de Instagram. Su rostro. Una foto tomada sin su conocimiento durante la fiesta de Glow, donde había querido desaparecer entre la multitud, no ser vista. Pero ahí estaba, perfectamente enfocada, acompañando una publicación que decía:"Detrás de cada mirada... una historia que brilla."El corazón le golpeó el pecho como si buscara salir. Deslizó los dedos por la pantalla, abrió Instagram. Otra foto. Y otra. En una se la ve&iacu