CAPÍTULO 49. De un cuarto vacío a un padre abandonado
CAPÍTULO 49. De un cuarto vacío a un padre abandonado
Jackson llevaba ya cuarenta y cinco minutos en esa sala blanca, helada y absurdamente silenciosa, observando cómo sus colegas rodeaban a su hija con una eficiencia que daba miedo. La bebé, diminuta y frágil, parecía una figurita de cristal que iban a evaluar con láseres de la NASA. El cardiólogo revisaba cada monitor y se notaba que sabía lo que hacía como si fuera una parte esencial de su misma existencia.
—¿Algo nuevo, doctor? —preguntó Jackson por tercera vez, tratando de no sonar como un padre histérico, pero fracasando estrepitosamente.
—Estamos terminando las pruebas, doctor Wyndham —dijo el cardiólogo sin levantar la vista—. Aún falta procesar los resultados del ecocardiograma y la resonancia.
Jackson asintió, pero su pie derecho ya estaba bailando claqué contra el suelo. No podía quedarse ahí como un poste. Joy estaba siendo atendida y Maggie debía estar más tranquila ya. Y él quería tener un clon para poder dividirse porq