UN ÁNGEL EN GARANTÍA. EPÍLOGO.
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. EPÍLOGO.
El gran día finalmente había llegado. La mañana del evento transcurría bulliciosa y emocionante en el castillo: los corredores relucían, las flores olían a promesa y el cielo se mantenía despejado, como invitando al amor a florecer sin temor.
Sari bajó con el corazón acelerado hacia el vestíbulo principal. Petra estaba allí, junto a Marija, organizando detalles de última hora. La imagen era tierna: Petra, con una lágrima contenida en su mejilla, hablaba de cuánto había esperado un día como aquel y cuán lejos lo veía antes de que Sari llegara a sus vidas.
—Petra —comenzó Sari con voz llena de dulzura—, ¿quieres ser mi madrina de bodas?
El silencio que siguió duró un segundo, pero fue suficiente para que Petra se quedara paralizada. Luego, como si despertara de un sueño, la señora soltó una carcajada emocionada y se llevó una mano al pecho.
—¿¡Yo!? —exclamó—. Claro que sí, querida… sería un honor que tú me permitieras ser tu madrina.
Sari la abrazó con fue