UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 59. El poder
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 59. El poder
Dorina dio un paso más hacia Sari, con la pistola temblando entre sus manos, pero con una mirada que no vacilaba en lo absoluto. Su pelo estaba revuelto, los labios agrietados, y los ojos hundidos por la falta de sueño y cordura.
—¿Sabes cuánto tiempo te he odiado? —dijo, con voz baja y contenida, como si cada palabra saliera desde el fondo de su estómago—. Desde que tengo conciencia. Desde que supe que solo eras un reemplazo mío, porque el maldito viejo no pudo esperar unos años más a morirse. ¡La primogénita de los Horvath! ¡Cuando yo debía ser la única hija!
Sari no se movía, apenas respiraba. Tenía el corazón galopando en el pecho y la cabeza dándole vueltas, pero se obligó a mantener la calma.
—No tienes que hacer esto, Dorina —susurró, pero su hermana soltó una risa sarcástica, seca, como un estallido roto.
—¡Claro que tengo que hacerlo! —gritó—. ¡Tú me lo quitaste todo! Mi fortuna, mi lugar, ¡hasta Ivan! Siempre te ponías de víctima,