UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 60. Nadie más va a tocar a mi mujer.
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 60. Nadie más va a tocar a mi mujer.
Dorina tenía los ojos desencajados y el cabello sucio, pegado a la cara. Su rostro, que alguna vez había sido elegante y altivo, ahora parecía el de una sombra rabiosa, desquiciada. Se acercó a Sari arrastrándola del brazo con una fuerza que no parecía humana, murmurando palabras entre dientes.
—¡Siempre tú! ¡Siempre tú! ¡La bastarda que se creía la dueña! —escupió con veneno, mientras la llevaba a rastras hacia una de las piscinas.
Sari forcejeaba, cojeando por el disparo en la pierna, pero aún así no pensaba dejarse vencer tan fácilmente.
—¡Suéltame, Dorina! ¡Estás loca! ¿Qué crees que vas a lograr con esto?
—¡Justicia! —gritó Dorina—. ¡Te voy a borrar de este mundo como si no hubieras existido, porque nunca debiste existir! Aquí se acaba todo —escupió empujándola hacia la orilla—. Aquí vas a ahogarte, sin nadie que venga a salvarte.
Sari, jadeante, trataba de mantener la calma, pero la desesperación y el silencio a