Constanza
Mi primer instinto mientras recojo mis cosas a toda prisa es llamar a Damon. Desde que lo conocí, permití que se volviera tan esencial en mi vida que ya no puedo afrontar situaciones difíciles sin él.
—¿No quieres que te acompañe? —inquiere Amelie al verme salir precipitadamente, habiendo dejado atrás esa idea de llamar.
—No, no, yo…
Al abrirse las puertas del ascensor, veo a Damon salir. No me cuestiono cómo demonios ha llegado hasta aquí; me arrojo a sus brazos, temblando de miedo.
—Por favor, llévame al hospital —le imploro, mientras me aferro a él y beso su pecho sin poder controlarme—. ¡Gina, Gina…!
—Sí, mi vida, te llevaré —me asegura con ese tono seguro que siempre me tranquiliza.
—Espera, ¿cómo sabes lo que pasó? —inquiere Amelie, consternada—. A Constanza se lo acaban de decir.
—Me lo dijo Omar, su hermano —le miente Damon—. Vamos, mi vida, tranquila.
Mientras Damon me guía hacia la salida, las palabras de Cillian resuenan en mi mente y me inundan de rencor. No de