Capítulo 22.
Liam estaba en un pequeño cuartito de servicio en la mansión, golpeando un saco de boxeo con una furia silenciosa. No era solo el esfuerzo físico, era la necesidad de liberar la tensión acumulada. Evelyn había ganado la ronda, había obtenido el acceso más fácilmente y, peor aún, ahora tenía la iniciativa de la misión.
Su mente estaba en la carta, en Evelyn y el Emisario.
¿Cómo tomaría la organización que Evelyn se adelantara?
Si Evelyn había reportado su éxito, Liam podría parecer incompetente o, peor aún, demasiado comprometido con los Harrington para actuar con rapidez. La amenaza de exposición seguía siendo inminente. La misión era salvar a su padre y no hundir a su esposa y su patrimonio.
El sonido del cuero siendo impactado era su único desahogo. Necesitaba obtener la información de forma segura y adquirir nuevamente el control de la misión, pero ahora, con Evelyn en la casa, no se confiaba en ninguna de sus acciones. La traición de Evelyn era un cuchillo afilado, y él era el