70. Alianzas
Roxana
Deslicé la mano a mi lado sin abrir los ojos, solo para saber si debía simular seguir durmiendo, pero para mi alivio, el lado de la cama donde debería estar Valentino estaba frío.
Me incorporé despacio y al frotar mi rostro para despejarme me quejé porque el corte en el labio había formado una pequeña costra durante la noche.
Cuando estiré los brazos, una punzada en el abdomen me recordó su puño. Toqué la zona con cuidado y cerré los ojos, pero los fragmentos de lo que sucedió anoche regresaron, entonces los abrí y miré a través de la ventana. Suspiré con un nudo en la garganta, al notar cómo el precioso día contrastaba con mi ánimo.
El silencio de la casa me confirmó que él se había ido y eso fue lo que me impulsó a ir a lavarme la cara con agua fría. Mis ojeras se veían más pronunciadas, pero al menos no parecía haber evidencia de lo sucedido.
Una camiseta sin mangas y jeans los encontré apropiados para pasar la mañana calurosa organizando el almuerzo de hoy, arrepentida por