102. Sin excusas
Alessandro
No podía concentrarme pese a las buenas noticias. La primera fase de Terra Nova estaba lista; los apartamentos se vendieron en cuanto salió el anuncio. Mi equipo brindaba eufórico y yo tuve que sostener la máscara de ejecutivo satisfecho mientras mi vida personal era un edificio en plena demolición.
Cuando Diana Ferretti, directora de marketing de Domus, se me acercó con una sonrisa y una copa en la mano, intenté evitar el brindis que debía liderar, pero ella entrecerró los ojos.
—Y pensar que la señora Navarro no pueda disfrutar el fruto de su esfuerzo —comentó con acidez.
La mención de Roxana me golpeó el estómago al recordar su maldita y fría practicidad cuando la puse a elegir.
¿Cómo había sido tan idiota al pensar que me elegiría? Esa mañana, cuando la vi dormida, tuve la intención de despertarla, pero pensar en el bebé que esperábamos me detuvo. Una oleada de amor se mezcló con dolor al darme cuenta de que estaba a nada de perderla.
Romano no había enviado ningún