Vladimir no regresó al departamento, en su lugar se fue con Lev a la mansión Neizan, necesitaban hablar con Dima, el único que podía despejar las dudas del zar de la mafia rusa.
—Órga bienvenido, Lev, no te he visto por aquí estos días. —saludo Dasha en el momento en que los vio ingresar, y automáticamente su mirada rastreó el lugar buscando a una morena que apreciaba como una hija de sangre. —¿Dónde está Lucya?
—Hola, madre, ella se quedó en la ciudad, ¿dónde esta Dima? —antes de responder Dasha le dedicó una larga mirada a su hijo.
—En verdad no puedo creer que la estés haciendo pasar por esto, el hecho de que haya coincidido con Artiom no significa que sea una traidora.
—Madre, te pediré que no te involucres en mis asuntos, dije que Lucya estará a prueba, y bajo mi vigilancia, y nada ni nadie me hará cambiar de opinión.
—Bien, en ese caso busca tú a tú hermano, no te olvides que soy tu madre, no uno de tus empleados.
Definitivamente Dasha era una hermosa noche, siempre y cuando se