El pelinegro no se equivocaba, Lucya era aún más curiosa que un gato, la morena tenía alma aventurera, aunque no comprendía tan bien como Dima a que se dedicaban los Neizan, solo sabía que ante la mención de aquel apellido, muchos palidecían, aun recordaba los primeros días en el kínder, llena de ilusiones con ganas de tener amigas, pero todos los niños la veían raro, y la hacían a un lado, hasta que un día no soporto más y pregunto; aun con la corta edad que tenía, la respuesta de los pequeños la hirió, “ Eres negra”, “No eres como nosotros”, “Nos mancharas si nos tocas”, por un segundo se sintió como personaje de Harry Potter, ¿Ella era el equivalente a la sangre sucia? Estaba a punto de romper en llanto, cuando el pálido de ojos azules y cabello negro se colocó a su lado; “Ella pertenece a la familia Neizan” “Y es mi amiga”; lo reconoció de inmediato, era el hijo de los jefes de sus papás, aunque hasta ese día nunca había cruzado ni media palabra con él, pero, aun así, pudo ver com
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