Tras la repentina muerte del fundador del imperio Crawford por un letal ataque al corazón, las trillizas Mina, Megan y Macey toman las riendas de MC Cosmetic International. Sin embargo, la sombra de una enfermedad hereditaria amenaza con cambiar el destino de las hermanas, desenterrando secretos familiares enterrados. Mina, la astuta presidenta; Megan, la abogada ética; y Macey, dedicada a obras benéficas, se ven envueltas en un torbellino de poder, venganza y amor. El hijo del dueño de la competencia desafía su posición, desencadenando una lucha de poder mientras un amor del pasado regresa, avivando antiguas llamas y revelando verdades ocultas. En medio de los desafíos del imperio y las sorpresas personales, las vidas de las trillizas se entrelazan en un emocionante torbellino. Descubren que el amor puede ser tanto una fuerza curativa como desestabilizadora, mientras se enfrentan a la venganza y se sumergen en las complejidades del poder.
Leer másEloy Crawford caminó de un lado a otro rezando para que su esposa Michelle, tuviese un parto seguro y que sus trillizas, nacieran sanas y completas. Se habían hecho estudios constantes para ver que todo estuviese bien, las vitaminas prenatales, la buena alimentación, así como la misma salud de Michelle para llevar ese camino sin problemas, Eloy rogaba a los cielos para que ninguna de sus niñas tuviese la herencia de su enfermedad, aunque los ultrasonidos no mostraban una señal de ello, temió por primera vez. Eloy no era de los que temían, era un hombre feroz en los negocios, un hombre romántico con su esposa y en este parto, tenía la vida en un hilo, ¿Y si le pasaba algo a su esposa? ¿A sus hijas?
―Estará todo bien, jefe. ―Raymond intentó consolar a su jefe, nunca lo había visto así.
―Más les vale que cuiden de mi familia…―gruñó entre dientes intentando no desmoronarse. ―Ellas tienen que salir con bien de ese lugar…―su voz se quebró al mismo tiempo que se refirió a las puertas dobles por dónde su esposa había desaparecido entre gritos de dolor, la fuente se había roto mientras estaba en casa, Eloy estaba en el despacho estudiando la nueva línea de maquillaje que estaba trabajando con Michelle, quien salió del despacho en busca de algo de leche para seguir, pero en el camino, rompió fuente, la duela oscura se había mojado, luego el grito desgarrador de ella, asustó al mismo Eloy.
―Hemos llegado a tiempo, jefe, así que todo estará bien…
Mientras tanto en el quirófano, Michelle luchaba por su vida y por la de las trillizas, mientras intentaba sacarlas de su interior, una de ellas tuvo un descenso en su ritmo cardiaco, el doctor se alertó, necesitaba ser rápido.
―Señora Crawford, no cierre los ojos, ―dijo una de las enfermeras que ayudaba. ―Sus niñas ya vienen…―Michelle cubierta en sudor, con mucho dolor, pujó con más fuerza, apretando sus dientes con tanta fuerza que dolió. ― ¡Viene la primera niña! ―exclamó la segunda enfermera a lado del doctor. Este se asomó por encima de la sábana azul y miró a Michelle.
―No pierdas las fuerzas, tenemos que sacarlas…―Michelle asintió intentando respirar, escuchó el primer chillido de las trillizas, en su mente la nombró como Mina, que significada su primera “pequeña”, imaginó su personalidad de líder, de las que asumirían por completo sus responsabilidades, ― ¡Señora Crawford no se detenga, siga pujando! ―pidió el doctor, Michelle asintió con la poca fuerza que le estaba quedando, empujó en otro intento, segundos después, escuchó el llanto de la segunda niña, lloró más que la primera, Michelle le puso “Megan”, significaba: Perla, sonrió débilmente al llevar el nombre de su madre, la niña lloró con más fuerza, pensó que tendría uno de los caracteres más fuertes de la familia, sintió un fuerte escalofrío recorrerle de pies a cabeza, su corazón latió más rápido. ―Ahí viene la tercera…―exclamó una de las enfermeras. El doctor notó que Michelle ya no tenía fuerzas.
―Michelle, ―ella lo miró apenas. ―Ayúdame, prometo dejarte descansar, la niña necesita terminar de salir, dame un gran pujo…―ella asintió, tomó aire y con todas las pocas fuerzas que seguían quedando, pujó con su alma, arrancándole el último suspiro, la niña salió, el doctor notó que era más pequeña que las otras dos, pero se veía sana, era la única de las tres que no había llorado, sus pequeñas manos se levantaban en el aire y movía sus pequeños dedos. Michelle la vio, sonrió por última vez, finalmente su pequeña Macey, estaba afuera. Sus ojos la miraron por última vez, el paro cardiaco los tomó por sorpresa, había sido un vaivén todo el parto, intentaron salvarla, pero fue imposible volverla a revivir por segunda ocasión.
Eloy abrió sus ojos con sorpresa al escuchar el chillido de las bebés, levantó la mirada de entre sus manos en forma de estar haciendo oración, tres enfermeras venían cruzando las puertas dobles, Eloy se levantó y las vio en los brazos, las lágrimas cayeron por sus mejillas, nunca había experimentado algo tan hermoso, ese sentimiento de felicidad a excepción cuando se casó y escuchó que sería padre por primera vez.
― ¿Y mi esposa? ¿Cómo está ella? ―las mujeres borraron aquellas sonrisas a medias, sabían que tenían que dar la noticia, pero el doctor había pedido ser quien lo informara. Las puertas se abrieron y el doctor salió, se retiró el gorro azul y lo estrujó entre sus manos sin tener las palabras hacia su amigo Eloy, pero su mirada lo decía todo para él. ― ¿Las…vio? ―preguntó con la voz quebrada, el doctor asintió lentamente.
―Ella dio hasta su último suspiro para salvarlas.
Eloy sintió como su cuerpo perdió las fuerzas, su mano derecha, Emmeth, lo alcanzó a sostener para evitar que cayera al suelo.
―Ella…―dijo entre sollozos. ―…ella bajó el cielo, y antes de regresar, ha bajado tres hermosas estrellas para mí…―Eloy estaba destrozado, pero el llanto de las niñas, hizo que se levantara, y prometiera a ellas, darles todo lo que su madre añoraba y que ella nunca tuvo:
Un imperio.
Tres años después…— ¡Me voy a comer estos cachetes regordetes! —exclamó juguetona Mina mientras cargaba a Byron en brazos, besó sus cachetes haciendo reír al pequeño, su risa era mágica, llena de vida.— ¿Estás lista? —preguntó Macey a Mina, esta asintió.—No sabía que quería una familia hasta que este pequeño llegó a nuestras vidas. —susurró nostálgica, se miró en los ojos del pequeño Byron, luego suspiró, dejó un último beso en su mejilla arrancando más risa, Macey se acercó para tomar en brazos al pequeño, este levantó sus brazos para que irse con su madre.— ¿Cómo me veo? —preguntó Mina a su hermana, ella sonrió feliz.—Eres la novia más
Meses después de la operación.Las yemas de los dedos de Macey, acariciaron aquella línea que se encontraba en su pecho, recordó con nostalgia lo sucedido, Byron había dado su corazón para que ella siguiera viviendo y que su nieto naciera con bien. A veces, lo sueña con una gran sonrisa mientras se aleja descalzo caminando por la orilla de la playa, cuando despierta, lloraba contra su almohada sin que John se diera cuenta.Macey siguió mirándose en el espejo, se veía bastante repuesta desde su operación, las ojeras habían desaparecido, los disimulados huecos de sus mejillas habían sido rellenados en el camino de su embarazo. ¿Cómo no estar tan agradecida infinitamente con él? Bajó la mirada a su vientre abultado de ocho meses y medio, ya no tardaba en llegar el pequeño John.— ¿Todo b
La camilla dónde iba acostada Macey cruzó con el personal de enfermeros directamente hasta el quirófano dónde sería preparada para el trasplante, ella solo escuchaba ruido, rostros borrosos y una luz que cayó encima de ella, era lento su parpadeo, se llevó una mano a su vientre y rogó por no perderlo.— ¿Dónde está la cirujana neonatal? Tiene que estar…—Macey escuchó la voz de una mujer a lo lejos.—Aquí estoy, —se acercó a Macey. —Soy la doctora Walsh, yo me aseguraré que el bebé esté bien, —Macey apenas podía entender lo que decía, la mujer comenzó a dar órdenes a un grupo de enfermeros, Macey cerró los ojos perdiéndose en la oscuridad.John caminó de un lado a otro en la sala de espera, luego se sentó, Mina estaba sen
John se pasó una mano por el cabello, caminó de un lado a otro desesperado, esperando noticias de Macey, Mina y Megan estaban igual que él, todos seguían vestidos de gala en el hospital, no imaginaron que podría pasar de nuevo, después de darle tranquilidad y quitarle estrés, había ocurrido, las hermanas habían optado de último momento de una ambulancia y un doctor por si pasaba algo, y eso, la había salvado.Mina se preguntó una y otra vez que hubiese pasado de no poner a los paramédicos y al doctor, ahorita se estuviera lamentándose. Jaren y Jack permanecieron apoyando a las dos, así como Byron y Eleonor.—Toma asiento, John. Cuando salga el doctor…—pero fue interrumpida Eleonor.—No quiero, no puedo estar simplemente sentado, el no saber cómo están ambos, me carcome.Byron había leíd
La música sonó en todo el lugar, había carpas blancas, una gran pista iluminada y un área de dj, los invitados seguían en sus mesas esperando que la pista fuese aperturada por los ahora, los Pierce. Macey miró su reflejo en el espejo del baño de la primera planta, intentó ocultar su episodio a todo mundo, escabulléndose por un momento, pero John la tenía vigilada, esperaba afuera del baño sin que ella se diera cuenta, sabía que sería bastante para ella y más en su condición. Se lavó las manos y las secó, se intentó mover por el vestido tan grande que no se había dado cuenta que ocupaba casi todo el espacio, maldijo entre dientes al no poder moverse con facilidad. Abrió la puerta y se encontró con John.— ¿Te encuentras mejor? —Macey suspiró, no le vendría bien mentirle ya que hab&iacut
Mina comenzó a subir el cierre de la parte de atrás del vestido de novia, tenía el nudo en la garganta, intentó ser un poco más lenta para poder reponerse y que Macey no la viera así, pero falló cuando Megan intentaba limpiar sus lágrimas sin estropear el maquillaje.—Estás…hermosa. —Dijo Megan al detenerse frente a Macey, —Eres la novia más hermosa que he visto. Nuestros padres estarán viéndote desde dónde están, caminar al altar, llenándote de bendiciones…—Mina acomodó el velo que caía de manera elegante desde el recogido de Macey. Se puso a lado de Megan para mirar a Macey finalmente ya lista.—Gracias, gracias por todo. —Susurró Macey, su labio inferior tembló por un momento, —Son mi vida, nunca lo olviden. —Mina y Megan la abrazaron con cuidado de no arruinar
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