Esa última frase hizo que todos reaccionaran. Luigi se puso en acción de inmediato, junto a Rossi y Enzo. Se dispusieron a llevar a sus padres.
—Creo que mejor mando a buscar mi helicóptero —dijo Luigi sin dejar de moverse como el gran doctor que era—. Mamá, te vas a poner bien, te lo prometo. Tú también, papá. Ahora entiendo. —¿Qué entiendes, Luigi? —pregunté con curiosidad. —Los hijos de Chiara son nuestros hermanos —dijo, para nuestro desconcierto, mientras lo mirábamos pensando que se había vuelto loco—. Cuando hice todas las pruebas con nosotros, me salían como hermanos, pero eso era imposible, pensaba. ¿Y a ti, Rossi? —A mí me pasó lo mismo —contestó Rossi con seriedad—. Las he repetido un montón de veces y siempre me daba lo mismo. Eran nue