Quise reírme ante la ironía de sus palabras, pero, en lugar de eso, di un paso hacia ella, acortando la distancia entre nosotros. La energía en el aire se volvió más densa, más peligrosa.
—¿Escapatoria? Chiara, no tienes idea de con quién estás hablando si crees que puedes manipularme —le solté, mirándola directamente a los ojos, sin permitir que se apartara por un segundo—. Muy bien, lo haré cuando repita la prueba de paternidad y vea que en verdad es mi hija. ¿Dónde está? ¿Por qué no la trajiste ahora?Chiara giró los ojos, un gesto cargado de indiferencia, como si mi pregunta fuera un capricho más en una conversación que a ella parecía divertirle.—Oh, Gerónimo… ¿Acaso esperabas que la trajera a este lugar? No sé si estás jugando a ser el padre protector o simple