Mientras tanto, en Roma, otra comitiva desconocida para nosotros llega al aeropuerto, donde un avión ya está listo. Abordan con el mismo destino: Palermo.
—¿Estás segura de que está allá? —pregunta uno de ellos.—Sí, el espía que tenemos en los Greco me acaba de llamar. Ellos se dirigen allá —responde otro, acomodándose en el asiento—. El Greco va en persona.—Pero, hija, no tenemos a nadie en esa ciudad —dice un hombre sentado al lado de una bella joven—. La dominan por completo los Greco, los Garibaldi y la Cosa Nostra. No queremos meternos con esos grupos juntos. Es una locura.—La gente de la Orden ya está allá —contesta la joven, mirando las nubes—. Ellos van a llegar tarde.—¿Les avisaste? —se sobresalta el hombre—. ¡Tú estás loca!El jet privado surca el