409. CRISTAL. EL VIAJE A PALERMO
Después de que se aclaró que yo no tenía nada que ver con el rapto de mi esposo, salimos todos detrás de Fabrizio, sin saber a dónde vamos, pero estamos seguros de que se trata de mi Gerónimo. Nos montamos en los autos y conducimos a toda velocidad rumbo al aeropuerto. Yo voy con mis padres y Maximiliano, que es el que conduce.
Al llegar al aeropuerto, nos dirigimos a dos pequeños aviones listos para despegar: el de los Garibaldi y el nuestro.
—Thea mou, ven con nosotros —le pide Maximiliano a Coral, que lo mira un instante, pero luego corre detrás de los de su familia.
Maximiliano resopla, pero sigue a papá mientras la ve alejarse. Corremos hacia nuestro avión sin soltar mi mano, seguidos de todos los hombres de seguridad que nos acompañan.
—¿Adónde vamos, papá? —pregunto, viendo cómo besa a mamá y la envía de