Fabrizio lo observó con cuidado. Su hermano no estaba diciendo todo, pero sabía que no podía presionarlo mucho. Giovanni no era de los que revelaban sus emociones fácilmente, y si lo hacía, solo era en pedazos pequeños y calculados.
—¿Sabías que Cecil estaba embarazada de Guido? —preguntó, con curiosidad. Giovanni lo miró con una sonrisa seca.—Al principio no sabía de quién estaba embarazada. Es una chica muy buena —dijo finalmente, con una sonrisa—, pero después, cuando nació el bebé, le hice una prueba de paternidad y dio positiva a Guido.Hubo un breve silencio entre ambos, uno cargado de preguntas sin resolver. Fue Fabrizio quien lo rompió, con ese tono firme y calculador que siempre usaba cuando ya tenía trazado un plan.—¿Has tenido todo este tiempo ese secreto tan grande tú solo, hermano?