A Gerónimo no se le ha escapado la mirada de dudas y miedo de su esposa. Para él, Cristal es un libro abierto; puede leer con increíble facilidad todo lo que piensa, por eso se decide. Puede percibir que a ella le gusta como hombre, por eso se ha introducido entre sus piernas, decidido a todo, pero sin obligarla a nada. La toma por las caderas, haciendo que abra bien las piernas y pegándose a ella, para que lo sienta. Está muy excitado y observa cómo ella se sonroja, pero no lo empuja ni se aleja. Todo lo contrario, ella lo olfatea sin apartarse, se queda quieta esperando ver si ella le hace una señal para avanzar.
Cristal, por su parte, no sabe qué hacer. Nunca antes se ha visto en una situación como esta, y no solo eso, su cuerpo no responde a lo que su cabeza le dice. Siente cómo Gerónimo la atrae aún más, haciendo que sienta su excitado miembro justo chocando con su centro