Gerónimo se ha quedado de una pieza, sin saber qué hacer ante el grito que ella ha dado al enterarse de quién es, mientras su mente se llena de preguntas:
¿Me habré metido con ella o con algún familiar antes? ¿Seremos enemigos? ¿Sabrá lo mujeriego que fui? Se queda en silencio observándola; está muy nerviosa y lo mira incrédula una y otra vez, bajando su mirada hasta el certificado de matrimonio y regresándola a él, con la boca abierta y una tremenda expresión de asombro en su bello rostro. No sabe por qué se ha sorprendido tanto al saber su nombre, pero prefiere no preguntarle nada. Si existe algo, lo averiguará después; ahora tiene que conquistarla a como dé lugar. —Soy el hijo mayor de Giovanni Garibaldi. Y tú te convertiste en mi esposa; a partir de ahora eres Cristal Garibaldi —ase