Abrió los ojos y vio a su hermana apuntando a alguien con un arma. Quiso moverse para ayudarla, pero no pudo. Todo le dolía; también se percató del tubo en su boca. Finalmente, observó cómo los de seguridad se llevaban a la mujer, y su hermana se giró.
—¡Maxi, despertaste! —la escuchó exclamar mientras corría hacia él.Todos se acercaron a verlo tras el llamado de Cristal. El doctor Luigi sonrió al observarlo y le realizó varias pruebas con una luz en los ojos, dándole órdenes. Luego le quitaron el tubo, algo que realmente agradeció.—Sí que eres fuerte, muchacho. Ahora sí puedo decir que lo lograrás, te pondrás bien, amigo —habló el doctor Luigi sin dejar de revisarlo—. Creo que también te puedo quitar el drenaje. No has expulsado más líquido, y veo que respiras con mayor f