OLIVIA
–¿Así que ahora crees que porque encontraste un Alpha te librarás de nosotros? –mi padre sujetó con fuerza mi mandibula–. ¿Creés que eres digna de él? –rió con desprecio sosteniéndome a tal punto que mis huesos comenzaron a crujir—. Eres patetica.
Las lágrimas caían por mis mejillas mientras intentaba que me soltará rasguñanado su brazo, pero sin esperarlo alzó su mano libre me dió una cachetada mandandome al suelo. Mi cara ardía, mis ojos lloraban y alcé la vista justo a tiempo cuando volvía a lanzarse sobre mí con el puño cerrado.
–¡No eres nadie! –gritó antes de impactar mi rostro–. Eres una inutil Omega.
–¡NO! –grité protegiendome–. ¡Basta!
Unas manos me sujetaron por los hombros y me sacudí alzando las manos para protegerme.
–Olivia –una voz distinta llegó a mis oídos–. Tesoro, despierta.
Poco a poco la nube de consciencia me abrazó despejando el sueño y abrí mis ojos con la respiracion agitada contando mi mirada con unos pozos verdes tan intensos como el bosque viéndom