IVAR
La conversación con mi padre se extendió más de la cuenta y pese a que sabía que él tenía informacion con respecto al estado de mi compañera, podia notar que tenía cero intenciones de compartirla conmigo, ¿por qué? no lo sabía.
–Háblalo, no la dejes a deriva –dijo viéndome fijamente–. No lo merece.
–Lo haré –apreté el puente de mi nariz–. Pero está recien adaptándose a todo esto, incluso a ser loba, por así decirlo.
–¿De qué hablas? –vi a mi padre mientras fruncía sus cejas.
–Ha tomado supresores desde que se enteró que era Omega –dije acercándome al escritorio con el cuerpo–. Está recien aprendiendo lo que es sentir como ella debería, hace apenas un momento sintió por primera vez a su loba ronronear.
–¿Nunca la habia sentido antes? –la confusión tildaba en su voz–. ¿Jamás?
–No papá –respondí–. Está recien experimentando todo.
Se dejó caer en su silla, apoyando los brazos en las reposeras y acariciando su mandibula con una de sus manos. Sus ojos me observaban atentamente y sabí