OLIVIA
Nos acercamos a la mesa del comedor con tranquilidad y los padres de Ivar ya estaban ahí sentados riendo entre ellos bajito y uno al lado del otro.
Eran actitudes que me sorprendian, porque lo “normal” es que el Alpha esté en la cabeza de la mesa y la pareja a su lado derecho, pero aquí ambos están en la cabecera, uno al lado del otro.
–Que bueno que bajaron –su madre nos sonrió–. Marie ya debe tener todo casi listo.
Le sonreí mientras Ivar sacaba la silla para mí y mi corazón revoloteé de amor por aquel simple gesto. Le sonreí y tomé asiento con él a mi lado izquierdo.
La mesa estaba ya puesta y estaba llena de fuentes con diversas ensaladas que me hicieron salivar de lo bien que se veían.
Estuvimos en silencio por unos minutos en los cuales pude sentir la mirada del padre de Ivar sobre mi todo el tiempo, pero me daba miedo mirarlo de vuelta así que simplemente miré mi plato.
–¿Cómo ha estado tu brazo Olivia? –su voz grave y con poder llegó a mis oios y mi espalda se endere