OLIVIA
A la mañana siguiente miré mi reflejo en el espejo luego de haber lavado mis dientes observandome detenidamente. Mi piel ya había dejado de ser tan pálida, pero aún seguía siéndolo levemente y las ojeras ya no se marcaban tanto bajo mis ojos miel.
Mis mejillas tenían un sutil color rosado y mis labios ya no estaban resecos.
Definitivamente estos pocos días que llevaba aquí me habian ayudado a mejorar, la comida era exquisita y pese a que comía tres veces al día aún podía notar mis claviculas.
Miré mi yeso y luego mi ropa.
Había elegido un sueter rosa palo y una falda blanca que me llegaba un poco más arriba de las rodillas junto con unas converse blancas. Mordí mi labio insegura de mi misma, pensando si quizas debía vestir más formal ó algo distinto mostrando más seriedad, pero no tenía nada de ropa así.
Toda la que había elegido era colorida o colores pastel.
Con mi mano izquierda alicé mi pelo y solté un suspiro antes de salir del baño. Mi ansiedad estaba a mil y es que d