IVAR
Mi rodilla rebota sin parar mientras escucho a Joaco hablar sobre el trabajo de anoche. Todo habia salido a la perfección como siempre, así que no entendía el porque estabamos aquí ahora, cuando perfectamente podria estar acostado con mi hermosa compañera.
–¿Creés que esté bien? –preguntó Egon.
Mi ceño se frunció y me enderecé un poco en la silla colocandome ligeramente en alerta.
–¿Por qué no lo estaría? –pregunté–. Está en casa, segura.
–Las Omegas necesitan a sus compañeros cerca –dijo con calma–. Y nos fuimos.
–Solo un par de horas, ¿le afectará? –pregunté con duda–. Ademas, está Iker.
–Se pondrá ansiosa al no tener nuestro olor cerca y él no ha sido de mucha ayuda que digamos –dijo–. Pero si se queda en nuestra habitacion no deberia tener problemas.
–Las de aseo dejaron abiertas las ventanas hoy –le gruñí–. ¿Por qué no me dijiste antes?
–Pensé que lo sabías –me gruñó de vuelta.
Saqué mi celular con la culpa fluyendo en mi cuerpo al no saber aquello, no había leido mucho aú